Opinion | 02 Ago El aumento de la inseguridad y riesgo laboral que implica ser guardia de seguridad en una institución financiera hizo que el Poder Ejecutivo aprobara el mes pasado un nuevo reglamento que obliga a estas empresas a tener guardias armados con chalecos antibalas de alto poder de resistencia.
Sin embargo, según el sindicato de trabajadores, las empresas del ramo todavía no cumplen con el decreto 346/11 del Ministerio del Interior. Los argumentos frente al incumplimiento son varios: “que la importación está demorada o que no hay en plaza. Incluso una de ellas dijo que el contenedor que los traía estaba parado”.
Sin embargo, en declaraciones a la prensa, dirigentes sindicales dijeron que realizaron una recorrida por comercios del ramo, pudieron constatar que hay chalecos disponibles principalmente en La Casa del Policía y en algunas armerías. Respecto a las empresas más pequeñas, recién están “comenzando tímidamente”, a comprarlos.
Este reglamento fue elaborado por el Registro Nacional de Empresas Prestadoras de Servicios de Seguridad, Vigilancia y Afines (Renaemse), que depende del Ministerio del Interior. Surge a partir de una ola de asaltos a bancos cometidos en el primer trimestre de 2011, que terminaron con un guardia de seguridad muerto, heridos y fuertes sumas de dinero robadas. Entre otras cosas, obliga a los bancos a tener una unidad o un responsable de seguridad para encargase del tema, armar un plan de seguridad sujeto a aprobación y coordinar acciones con la Policía.
Es obvio que el cumplimiento de estas normas implica la necesidad de inversiones para las empresas de seguridad y financieras, pero no es más que lo que exige la realidad si tenemos en cuenta los últimos casos registrados en que trabajadores han perdido la vida en atracos.
Es de esperar entonces que luego del plazo prudencial para empezar a cumplir estos requerimientos, el Ministerio del Interior realice las inspecciones y aplique las sanciones correspondientes para quienes no cumplen. Lo que está en juego vale mucho más que el dinero: son vidas.