Paysandú, Viernes 12 de Agosto de 2011
Opinion | 08 Ago Resulta muy positiva la noticia de que el Ministerio del Interior esté buscando nuevas formas de rehabilitación de los reclusos. Días atrás firmó un convenio con el Instituto Nacional de Colonización para ejecutar un plan piloto para reclusos. El plan se basa en que personas privadas de libertad, en el último escalón de su rehabilitación social, transiten por un tratamiento que incluya trabajo rural en una granja sin interrupción de sus relaciones conyugales y filiales.
Este convenio se enmarca en una nueva política de tratamiento penitenciario. El sistema incluye desde un régimen de seguridad extrema hasta las mayores posibilidades de trabajo posibles, incluida la libertad ambulatoria. El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, explicó que este plan piloto prioriza un tratamiento que incluya a los privados de libertad con sus familias, porque con esta modalidad las posibilidades de recuperación impactan en forma fundamental en el resultado final.
La idea del Ministerio del Interior sobre el alcance de este convenio también incluye a las personas que ya cumplieron la pena y obtuvieron la libertad. De esta manera, los ciudadanos que cumplieron su castigo contarían con un lugar donde desarrollar los conocimientos adquiridos en la cárcel.
El país ya cuenta con experiencias positivas de rehabilitación en cárceles de Lavalleja, Colonia y Rivera. Por ejemplo, en el Centro de Rehabilitación Campanero se lleva a cabo un nuevo sistema de gestión penitenciaria, basado en el trabajo y la educación. Entre 30 y 40 se encuentran en el centro, apéndice de la Cárcel de Lavalleja, ubicado a pocos kilómetros de Minas. El director del centro, Rodolfo Machado, considera que en todos los centros del país hay un 33% de reclusos que no tienen necesidad de vivir hacinados y que pueden rehabilitarse en un sistema de extramuros, trabajando y aprendiendo.
En las actuales cárceles, que enfrentan la superpoblación y las carencias edilicias, poco se puede hacer por la rehabilitación de los reclusos. Es fundamental la rápida construcción de establecimientos que tengan programas basados en la educación y el trabajo, para modificar las conductas de los reclusos, especialmente los primarios.
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