Paysandú, Sábado 13 de Agosto de 2011

Dinero de todos, para congresos ideológicos

Opinion | 12 Ago Una convocatoria cumplida ante la Embajada de Chile en nuestro país para protestar contra la política del gobierno de ese país en el área de la educación, fue el primer “acto” desarrollado en el marco del décimo sexto congreso universitario de la Oclae, Organización del Caribe y Latinoamericana Estudiantil que reúne a unos cinco mil estudiantes latinoamericanos en Montevideo y que cuenta con el aval de la Universidad de la República.
Más aún, el Consejo Directivo Central de la Udelar aprobó financiar esta convocatoria y se ha contado con apoyo de decenas de miles de dólares a través de organismos estatales como Antel y Ancap a efectos de habilitar que pueda desarrollarse este congreso estudiantil, lo que configura un monto global muy significativo para promover un congreso que a juicio de las autoridades universitarias reviste una importancia tal que justifica cualquier esfuerzo económico que se practique.
Este concepto parte de una Universidad que es financiada por todos los uruguayos y que a la vez reclama más recursos.
Hasta podría de alguna manera justificarse ello si nos encontráramos con que este tipo de eventos apuntara a mejorar el nivel académico o promover mejoras a nivel de la educación terciaria en el país y el continente, pero resulta que como suele ocurrir, estamos ante una nueva manifestación ideológica que tiene su epicentro en los lineazos que provienen de Cuba, con el apoyo de Venezuela y organizaciones estudiantiles afines de América Latina, como siempre respondiendo a una élite y en las antípodas del pensamiento de la mayoría de los pueblos latinoamericanos.
Tenemos así que en un país como el Uruguay, los grandes preceptos de la enseñanza pública se apoyan en la laicidad y la independencia de criterio o ideológica respecto al gobierno de turno, de forma de brindar a los estudiantes las herramientas para su crecimiento intelectual y moral propio. De esta forma se habilita que los ciudadanos puedan decidir en su momento con elementos de juicio la adopción de tal o cual postura ideológica en función de estos aportes y nutrientes variadas, sin adoctrinamientos.
Así es como debería ser, y seguramente lo es por lo menos hasta la Primaria y en menor medida en Secundaria, donde es notorio que hay grupos militantes de izquierda que apuntan a reclutar adherentes y disfrazar su adoctrinamiento de luchas antiimperialistas --solo en referencia al imperialismo de derecha, por supuesto-- y de clase, poniendo la ideología por encima de toda otra consideración.
Y en la universidad, históricamente además, se ha dado este tipo de congresos internacionales, teñidos de un fuerte contenido ideológico que resulta mucho más político que académico, como si fuera un aspecto prioritario acentuar lo ideológico, como elemento diferencial para la calidad de la formación terciaria.
Esto puede ser importante para los países que son plataforma de lanzamiento de su intento de imposición ideológica, como es el caso de Cuba, cuyos estudiantes controlan desde siempre la Oclae, pero no lo es para un Uruguay que necesita de capacitación, de formación y de potenciar la formación universitaria, a la vez de en lo posible redireccionarla a las áreas prioritarias en apoyo al desarrollo.
Desde 1966 los dirigentes cubanos y afines de izquierda que han promovido y tratado de extender la acción de la Oclae han estado preocupados y ocupados en profundizar su trinchera de combate contra el “neoliberalismo” y poner énfasis en la crisis actual del capitalismo para levantarlo como bandera en favor de su predicamento ideológico. No es de extrañar entonces que la primera acción de los “estudiantes” aquí reunidos fuera manifestarse contra el gobierno de Sebastián Piñera, el primero de derecha en décadas en Chile, que enfrenta a su vez reclamos violentos de los propios estudiantes en su país. Lo que sí es llamativo es que Piñera no cambió en absoluto las políticas que en este sentido aplicaron los gobiernos socialistas que lo precedieron, pero que sin embargo recién ahora ameritan el reclamo de la Oclae. Esto de por sí ya demuestra la “imparcialidad” de los muchachos, que vienen a enseñarle a los nuestros el “camino correcto”, con el dinero de todos los uruguayos.
Por lo tanto, la actitud de la Universidad de la República y del propio Gobierno uruguayo de apañar este tipo de organizaciones internacionales, ya sean de derecha, de izquierda o de cualquier signo, es un pésimo antecedente que en cierta forma pone al descubierto la grosera contaminación ideológica de la alta casa de estudios, tan suelta de cuerpo para criticar posturas contrarias a las aquí defendidas. De la misma forma que el propio Gobierno nacional y de los organismos y entes que están a su cargo, que sin el menor tapujo solventan con el dinero de todos, simples actos políticos que les resultan simpáticos.


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