Paysandú, Miércoles 17 de Agosto de 2011
Locales | 16 Ago “El niño que no aprende”, denominó el neuropediatra Pablo Suárez a la charla que ofreció en el Liceo 5 y en el Instituto de Formación Docente, a la que asistieron profesores y estudiante de magisterio.
Las dificultades en el aprendizaje son innumerables, pueden surgir por problemas de memoria, dislexia, por un retardo mental, disfunciones práxicas (movimiento), visuales, auditivas, emocionales, etcétera, determinando el bajo rendimiento escolar. Son estos aspectos los primeros que el maestro debe considerar, y saber que pese a un bajo rendimiento, esto no significa una dificultad específica del aprendizaje. Por esta razón Suárez remarcó la importancia de considerar muchos aspectos antes de aventurar una dificultad.
Es fundamental que los docentes y profesores no confundan “bajo rendimiento, con dificultad del aprendizaje”.
Son más los casos de alumnos que presentan bajo rendimiento por dificultades inespecíficas que específicas del aprendizaje.
Suárez aseguró que “muchas veces una deficiencia visual o auditiva es tomada como un retardo mental, cuando en realidad lo que está generando es un problema en el rendimiento del niño. Una vez que se descartan problemas a nivel de oído y vista, se pasará a analizar la presencia de alteraciones del movimiento o del lenguaje que impiden el normal desempeño del niño. No es acertado pensar inmediatamente en un retardo mental o en una dislexia. Esta última suele ser frecuente, pero perceptible recién a los 8 o 9 años”. También importa discernir entre un trastorno por déficit atencional o hiperactividad, con inquietud.
El profesional señaló que es frecuente que los niños se presenten a la consulta médica con un informe del maestro que indica “probable dislexia”, cuando el alumno no ve o no oye bien, o con una apreciación que delata un “trastorno por déficit atencional, emocional, hiperactividad”.
Dislexia
En el diagnóstico de la dislexia la observación del educador es fundamental.
El informe que derive el maestro al médico debe suministrarle la mayor información acerca del comportamiento del niño durante su presencia en clase. Una vez recibido el informe, el neuropediatra hará un estudio neuropsicológico que entre otros estudiará el nivel intelectual y hará una evaluación para descartar un retardo mental, un problema oftalmológico o auditivo y si todos estos problemas fueron descartados se habrá determinado que la dificultad es específica del aprendizaje. El niño será evaluado por una maestra especializada que elaborará el diagnóstico aplicando diferentes pruebas de carácter pedagógico.
La dislexia es una deficiencia en la lectura, la escritura o el aprendizaje matemático, causada por una alteración de las zonas cerebrales que controlan las mismas.
El neuropediatra sostiene que la observación que haga el maestro y el trabajo pedagógico son un pilar fundamental en el desarrollo del aprendizaje, si bien hay problemas que pueden venir desde la gestación. El valor que tiene la actitud que tome el docente con su alumno deviene en la particularidad que presenta la edad escolar, denominada por Suárez como “la edad de plasticidad cerebral”. Durante esta etapa el maestro especializado, tiene la posibilidad de ir “moldeando” el cerebro del niño. Dentro del trabajo que desarrolla el neuropediatra, en relación al maestro, es el acompañamiento en las estrategias a adoptar.
Cómo aprende un niño
El aprendizaje en el niño está dado por el desarrollo cerebral que comienza desde el momento de la concepción. Dentro de los tres primeros meses de gestación se forma el sistema nervioso y a partir de entonces comienza su desarrollo o sinapsis cerebral.
Las precauciones que se tomen durante el embarazo, la importancia de la estimulación temprana de la familia y su entorno afectivo, activará el desarrollo del aprendizaje.
En los centros educativos es esencial que se estimule su capacidad. La escuela, el medio y el entorno afectivo del niño constituyen los tres elementos fundamentales para su aprendizaje.
Inclusión
Suárez señaló que en el Liceo 5 “funciona un proyecto de inclusión que surgió el año pasado gracias a la iniciativa del profesor de dibujo Diego Martínez Silva. El docente tenía un alumno no vidente y lejos de pedir que éste fuera exonerado de su asignatura, decidió esforzarse por enseñarle. Su predisposición para el trabajo y los buenos resultados hizo que actualmente trabaje con varios alumnos ciegos”.
La dirección del liceo, el equipo docente y Suárez usan estrategias para potenciar el aprendizaje y lograr la inclusión de alumnos con dificultades. Con similares objetivos el Liceo Pyaguazú y la Escuela Nº6 --ésta desde 2004-- trabajan la inclusión y cuentan también con la valiosa colaboración de Suárez, quien en todos los casos trabaja de forma honoraria. “Lo importante es que los docentes puedan abrir sus cabezas y nosotros acompañarlos en su trabajo”, finalizó.
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