Paysandú, Miércoles 17 de Agosto de 2011
Opinion | 17 Ago El tránsito en la ciudad, especialmente, aunque también se aprecian dificultades en localidades del interior del departamento, sigue siendo un tema de principal preocupación para todos, transeúntes, conductores y autoridades.
Por un lado, la Dirección de Tránsito Público de la Intendencia de Paysandú; por otro la Jefatura de Policía; la Unidad Departamental de Seguridad Vial; y el asesor en Tránsito Lucas Facello. Todos, con dedicación tratan de encontrar soluciones a los grandes temas del tránsito, a las grandes dificultades, a esos problemas crónicos que tiene la ciudad y cuya génesis fácilmente puede establecerse en la pérdida del concepto de vecindad, aquel que hacía que un conductor detuviera gentilmente su marcha al llegar a una esquina y sacando su mano por la ventanilla animara al vecino de a pie a que cruzara la calle, tuviera o no preferencia.
De aquella amabilidad tradicional con que los sanduceros transitábamos la ciudad, sea a pie o en vehículos, se ha pasado sin estaciones intermedias a una lucha por el segundo, como si pecado fuera perder un instante en beneficio de otro sanducero.
A esto, o quizás como consecuencia, debe sumarse la gran cantidad de infracciones a la Ordenanza de Tránsito, tanto por parte de los conductores como de los propios transeúntes, cruzando por ejemplo al medio de la calle.
Indudablemente, Tránsito tiene sobre sus espaldas la gran responsabilidad y para ello cuenta con la colaboración de la Policía, como ocurriera una vez más el fin de semana pasado, cuando se realizó un gran operativo en la zona costera, del cual se incautaron varias motos y se aplicaron sustanciales multas a los infractores.
Pero, más allá de coordinaciones periódicas, lo que realmente falta es que todos estos actores involucrados en solucionar el tránsito en Paysandú, actúen juntos. No ya coordinadamente, sino juntos. Carece de sentido que por un lado, Tránsito contrate más funcionarios sin un claro perfil de qué destino darles; o que Facello impulse una escuela de tránsito para escolares; o que Jefatura capacite quince funcionarios, pero luego no integre su Brigada de Tránsito; o que la Udesev genere ideas que no puede llevar adelante por sí misma.
Lo que importa es que todo eso ocurra pero trabajando en conjunto todos estos organismos y asesores que están vinculados al tránsito y que ciertamente quieren mejorarlo. Si cada uno por su lado ha podido obtener éxitos, mucho más se podrá si se trabaja en un mismo grupo, en un mismo cuerpo. La misma intención está. Falta solamente transitar juntos.
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