Opinion | 23 Ago Desde la semana pasada los organismos que tienen la competencia de fiscalizar el tránsito cuentan con una nueva herramienta legal, tras la aprobación en el Parlamento y promulgación por el Poder Ejecutivo de la Ley 18.791, que permite que las intendencias y ministerios del Interior y de Transporte y Obras Públicas rematen vehículos retirados de circulación que se encuentran en sus depósitos.
La norma establece claramente en qué casos y cuáles son los pasos que antecederán la subasta pública, además de fijar las debidas garantías a los propietarios y darles varias oportunidades para que recuperen sus bienes --pagando las multas y sanciones correspondientes-- antes de ser rematados.
Entre las causales de retiro de vehículos a sus propietarios, la ley menciona carecer de seguro obligatorio; encontrarse abandonados cuando constituyan peligro o causen perturbaciones a la circulación de vehículos o peatones o al funcionamiento de algún servicio público, o deteriore el patrimonio público; en las situaciones que lo habilite la Ley Nº 18.191, del 14 de noviembre de 2007 y la normativa de tránsito de los gobiernos departamentales.
No es un dato menor que en Paysandú existan más de 2.000 vehículos --en su mayoría motos-- que han sido retiradas por estos organismos, fundamentalmente la Intendencia, y esperaban la existencia de mecanismos legales que permitieran darles un destino final, ya sea volver a circular o como chatarra.
En Montevideo se estima que actualmente hay 7.000 motos, motonetas y cuatriciclos en custodia en el depósito. Situaciones similares se registran en otros departamentos del país.
En tanto, los vehículos no son reclamados por sus propietarios, muchas veces porque no tienen los documentos en regla o por que las multas que deben pagar superan el valor de las motocicletas.
En definitiva, la nueva ley viene a llenar un vacío existente y es una herramienta que próximamente comenzará a ser utilizada, representando una solución para los organismos que actúan en la materia y para los cuales contar con lugares adecuados para tener esos vehículos y responsabilizarse por ellos estaba siendo un problema. Ahora, la tarea será tomar las precauciones necesarias para que ninguno que represente un peligro vuelva a las calles tras el remate, por lo que el respeto de las exigencias técnicas para circular será fundamental.