Paysandú, Domingo 28 de Agosto de 2011
Rurales | 21 Ago El presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), Joaquín Martinicorena, sostuvo a EL TELEGRAFO que “un perro suelto en el campo es como un jabalí, pasando a ser un perro salvaje. Si me mata ovejas, estoy en la calle y lo veo, yo les tiro un balazo”, dijo respondiendo a la problemática que por momentos se agudiza en diferentes zonas del país, con los destrozos que los perros realizan en las majadas.
Refiriéndose a la problemática que atraviesa actualmente un establecimiento que ha sufrido en pocos días la muerte de 36 ovejas y más de 75 ejemplares con heridas a causa de la mordida de perros de la zona de Guarapirú en la Ruta 26, dijo que “sé que a la justicia esto no le gusta, pero es una plaga que le está haciendo estragos a la producción. Además, está el tema sanitario, a través de las achuras que come, así que también es un problema de salud”, acotó.
Para Martinicorena los perros “están haciendo estragos en varios puntos del país. Animales sin dueños que hacen estragos”, aclaró, refiriéndose a un caso de la zona de Sarandí de Navarro, departamento de Río Negro, que “en el verano (un perro) mató más de 200 ovejas y después se escondía en la forestación, lo que tira abajo la moral de los productores”.
Respecto a la productores de Paysandú que han sufrido recientemente la carneada de ovinos, el titular del SUL, dijo que “estuvimos reunidos por esos problemas en Salto y quedó claro que “pasa muchas veces que lo que para la policía son pruebas, para la justicia no lo son”.
La falta de personal policial en el interior del país “es evidente”, opinó Martinicorena, “a pesar de la buena disposición del Ministerio del Interior de llamar a la Comisión de Seguridad Rural”.
Pero también está el tema del Código de la Justicia. “Hace 5 años atrás cuando estaba reu-nida la anterior comisión de seguridad, habían llegado algunas modificaciones que cuando ingresaron al parlamento no se lograron hacer, referidas al código penal. Hay que retomar ese camino e intentar modificarlo, pero está en la voluntad de nuestros políticos que quieran votarlo”, aclaró.
“Hay que cambiar la forma de castigo, ya que no hablamos de abigeato sino de robo organizado”, manifestó el presidente de la institución lanera. “Hay gente que está participando en la comisión y viendo como se avanza en esto que está golpeando al sector”.
Desapareciendo
Un serio problema que enfrenta la producción ovina en nuestro país, también lo es el de los productores que están decididos a dejar de contar con sus lanares en los establecimientos, a causa de las constantes carneadas que sufren.
Es el caso de un productor sanducero que tiene su predio en la zona de ruta 3, entre Queguayar y Quebracho. Posee más de 2.700 lanares y sufre desde hace meses la carneada de alrededor de 6 ovinos semanales. Los más de 24 ejemplares que desaparecen mensualmente, son alrededor de U$S 2.400, lo que hace un monto anual de pérdida superior a los U$S 28.800.
Cansado de no encontrar soluciones por parte de la policía, de los causantes de las carneadas, está decidido a dejar de criar ovejas, lo que estaría concretando ni bien finalice la presente esquila.
Consultado en el lanzamiento de la zafra de esquila realizada en Tacuarembó, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, indicó que “no doy consejos de qué hacer porque a nivel empresarial hay que evaluar aspectos con un nivel de precisión que es muy diferente a lo que se puede tener desde las políticas públicas, pero no le estoy eludiendo la pregunta”, aclaró.
Dijo conocer el problema y el gobierno nacional lo entiende. “Se están tomando algunas medidas que pueden ser insuficientes. Con el tema abigeato hay una mala costumbre de que afecta a los productores durante toda la vida y los cambios deben ser importantes”. Señaló que “antes podían haber justificaciones de carácter social del que robaba para comer. Hoy este país tiene 5% de desempleo, tiene 130.000 personas con tarjeta de alimentación, además de un apoyo de cobertura social, por lo que en Uruguay nadie puede decir que roba una oveja para comer. Acá el que roba una oveja es un ladrón y estas son las cosas que debemos enfocar”.
“Como sostiene el ministro del Interior, Bonomi, debemos pensar en el abigeato como un delito diferente, es un delito y en muchas veces puede configurar un delito complejo”, subrayó Aguerre. “Es la razón por la cual en Salto hubo acciones del MGAP, dotando a los servicios de las unidades Bepra, de la informática para poder acceder a la información de trazabilidad ganadera, aunque en caso de las ovejas, no es eso”, aclaró.
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