Paysandú, Lunes 29 de Agosto de 2011
Opinion | 28 Ago Dedique unos minutos --que serán seguramente horas--, a imaginarse realizando trámites en distintas oficinas públicas. En tal situación imaginaria, mientras permanece en la correspondiente espera o en la incómoda “cola”, mire a su alrededor.
Deje de lado por esta vez la rapidez o la abulia con que los funcionarios cumplen sus obligaciones y observe como estos deben desplazarse sorteando anacrónicos escritorios con actuales computadoras, sillas de comienzos de siglo (XX, por supuesto) y, sobre todo, esquivando a sus compañeros que más que eso parecen un obstáculo colocados a propósito para lograr una mayor ineficiencia.
Estas situaciones las va a encontrar en la mayoría de las dependencias públicas sanduceras.
Es muy claro el panorama en ese sentido del edificio de la Intendencia Departamental, con una capacidad prevista por sus diseñadores para, a lo sumo, la mitad de las dependencias y la cuarta parte de los funcionarios que revistan actualmente. Se trata de un problema de larga data al cual las sucesivas administraciones le han aplicado la clásica solución criolla del “parche”. Así, se han subdividido espacios, sacado oficinas del Palacio Municipal y hasta se han arrendado edificios particulares para albergar algunas dependencias. De esta forma algunas oficinas presentan el aspecto de un “conventillo” por el hacinamiento y la incomodidad comparables con las características de aquellos típicos conglomerados.
Un panorama de similares características va a encontrar en casi todas las otras dependencias de organismos públicos en Paysandú.
Por ejemplo, la sede de la Justicia es un hermoso edificio de otra época que debió ser adaptado para sus actuales funciones y cuya única ventaja, según manifiestan profesionales que deben actuar permanentemente en el, es que todos los Juzgados están reunidos en un solo lugar, hecho que facilita la atención de los distintos trámites que deben realizar muchas veces en el mismo horario.
Si continuamos, vamos a encontrar otras dependencias, como la Oficina de Identificación Civil o Migración, con un panorama similar.
Por otro lado, el edificio de la Jefatura de Policía --finalmente declarado Monumento Histórico Nacional— suma la falta de funcionalidad y de capacidad locativa a dependencias para las que no fue diseñada. Pero además a ese edificio, debido precisamente a su valor histórico, correspondería darle un destino diferente, como puede ser un complejo cultural histórico – turístico que, como hemos propuesto, sería de justicia llamarlo “Coronel Basilio Pinilla”, en homenaje a aquel impulsor del progreso sanducero que construyó el edificio que aludimos.
Hay otras dependencias estatales que bien pueden ser comprendidas en esta nómina pero que nos obligaría a extendernos más allá del espacio disponible en esta columna.
Todo esto que planteamos en forma por demás esquemática nos lleva a una lógica conclusión: Paysandú necesita un nuevo edificio, con todas las comodidades y el espacio necesario, para albergar eficientemente las oficinas públicas a las que hacemos mención. Desde el punto de vista del Municipio, la idea no es nueva e incluso fue replanteada hace pocos meses, durante la Administración Pintos, cuando aquél intendente buscó apoyo para adquirir en un remate, una propiedad frente al actual Palacio Municipal. Es que la Intendencia –junto con la Junta Departamental-- es quizás el organismo que se encuentra en peor situación, con nulas capacidades de crecimiento, hacinamiento en todas sus oficinas y dependencias satélite por toda la ciudad.
Aclaremos, no estamos planteando la posibilidad de levantar en nuestra ciudad una Burj (Torre) Khalifa (la más alta del mundo), construcción que con sus más de 800 metros de altura está totalmente fuera de las posibilidades no sólo de Paysandú sino del subcontinente, pero sí podemos encarar una gran obra que solucione las situaciones aludidas a la vez que sea un nuevo emblema del progreso de los sanduceros.
Esta torre, podría albergar sin dudas en varios pisos muchísimas oficinas municipales dejando el edificio actual casi solo como sede del Gobierno Departamental, Intendente y Junta, y como lugar adecuado para las actividades protocolares de estos poderes.
Otras plantas necesitaría la Jefatura de Policía con sus diferentes dependencias así como otra reparticiones del Ministerio del Interior y ¿porqué no? concentrar en el edificio los diferentes juzgados que actúan en la capital sanducera.
Es fácil imaginar la idea, contamos con los técnicos capacitados para planificar la obra, y debe haber fondos en los distintos organismos involucrados como así también en los planes de desarrollo que impulsa el Poder Ejecutivo.
En síntesis, analicemos en conjunto las necesidades, estudiemos las posibilidades, unamos a todas las dependencias involucradas y levantemos un gran centro cívico sanducero. No es tarea fácil pero ¿Cuántas veces Paysandú ha logrado lo que parecía imposible?
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