Paysandú, Sábado 03 de Septiembre de 2011
Locales | 28 Ago Mentirosos índices gubernamentales
del desempleo y de la inflación
Si alguna cosa han aprendido nuestro presidente y sus ministros tras sus repetidos e intrascendentes encuentros con Cristina Kirchner y su entorno, es utilizar sus engañosas encuestas vinculadas a los índices de desocupados e inflación, como juegos de distracción ciudadana cada vez que algún episodio (ahora inseguridad, paros, inversiones, carencias sanitarias, vergüenzas de la educación o amenazas a la prensa libre con la quita de publicidad oficial) promueve inquietud en una población que, casi resignada, se va acostumbrando a los actos de desgobierno que caracterizan a dos administraciones populistas, casi calcadas y unidas por el viejo, gastado, corroído y absurdo mote de izquierdistas.
Si no fuese porque por sobre esas perversas conclusiones existen dolores muy respetables de índole social, movería a risa ver como “bajan a dedo” la desocupación, que se atreven a llamarla “conquista histórica” y quitarle importancia a los incesantes aumentos de los artículos de consumo popular, que los pobres sufren en sus almaceneras libretas o en las góndolas de supermercados. Donde las ofertas, cada vez menores, repetidas en media docena de artículos o de inferior calidad de marca, advierten que serán hasta determinada fecha o agotar stock. Duran menos que repuestos chinos y a los pocos días esos envasados vuelven a los estantes con precios mayores a los que estaban antes de anunciarse en los costosos librillos a todo color que hacen circular siempre con lo mismo, salvo con referencias de homenaje con que tientan al consumismo (Día del Niño, del Padre, del Abuelo, de toda la familia y repetida con cualquier excusa, pero también del Amor, la Nostalgia, el Chocolate y hasta de Brujas).
Así como el gobierno habla de una estabilidad de precios que no es tal ya que la inflación existe y preocupa, de la misma manera quiere hacernos creer que el índice de desocupación es el más bajo conocido. Y nos preguntamos de dónde salen, por dónde andan y qué datos recaban los encuestadores oficiales para llegar a las conclusiones de que hacen gala, porque si un organismo estatal hace un llamado para proveer un centenar de cargos se presentan miles y miles de aspirantes; ¿dónde está entonces la verdad ocupacional?
Si aquí mismo en Paysandú -como dice la oposición- se han llenado centenares de vacantes o se han “inventado” nuevos puestos de trabajo y son muchísimos más los que claman por no tener oportunidad de acceder al Municipio; ¿dónde están los índices optimistas de que tanto hablan? Y lo digo con total autoridad porque a pesar de no tener ninguna ascendencia en la jerarquía municipal (aunque sea de mi partido) día tras día son contables quienes me solicitan buenos oficios (digamos claramente recomendaciones) para ingresar a un cargo público, que sigue siendo el sueño dorado de compatriotas aunque luego se lamenten en la mayoría de los casos de sus frustraciones de vida.
Pero, bueno, si estos aspirantes son incontables y seguramente golpearán otras puertas y de todos los partidos buscando lo mismo, no son menos (el número es preocupante) de los que a cada rato nos tocan el timbre en procura de alimentos o simplemente plata. Y no son precisamente aquellos niños que nos parten el alma reclamándonos algún alimento o moneditas, sino grandulones -a veces con championes de costosas marcas- que con voz gruesa nos requieren sin más agregados: “algo para dar”. Se cuidan muy bien de no ofrecer labor alguna de poda, corte de césped, reposición de baldosas en la vereda o simplemente barrido, aunque más no sea para no perder definitivamente el hábito de trabajo.
No se precisa ser muy ducho para darnos cuenta de que estamos frente a quienes no mantienen la menor gana de ser útiles, porque total son atendidos por el Mides y derivados, que con mal atendida distribución solidaria sin contraprestación de servicio, no solo no han bajado la pobreza ni la indigencia sino que están gestando una clase de futuro tremendamente nocivo para el desarrollo social; que empieza por el pésimo ejemplo dado a sus propios hijos, seres inocentes que fácilmente aprenderán a mendigar en calles que les acechan con drogas, sexo y violencia.
¿No será que a estos beneficiarios, tan costosos para el Estado, que pagamos todos son excesivos impuestos que sobrepasan la media mundial los incluyen en los desocupados?
Claro que sí, porque me arriesgo a asegurar que aquí en nuestro departamento la verdadera desocupación ronda el 20% bajo la amenaza de infelices y dolorosas clausuras de fábrica, despidos o envíos al seguro de paro.
Y no quiero ingresar para no abusar de la gentileza de EL TELEGRAFO en el pasar de los jubilados y pensionistas (que es “impasable”) sobreviviendo al cruel invierno y sin ilusiones, con sueldos de hambre del verano pasado.
Me veo obligado a decir estas cosas por medio de comunicación, ya que exponerlas y transformarlas en mociones en la Junta Departamental es perder el tiempo. Nadie nos contesta y si lo hacen, de tanto en tanto, es con algún disparate que nada tiene que ver con lo que planteamos. Por eso siempre -aunque corra la misma suerte- mis planteamientos tratan de llegar directamente al mismísimo presidente de la República, lamentablemente sin la oportunidad que tuvo Polenta, el capitán de la juvenil celeste, de pedirle personalmente un descuento para el tan rechazado IRPF.
Aunque si encontrara la ocasión de conversarlo, correría la suerte de los periodistas a los que se limitó responder: “Pero... papá” (expresión tan cautivante, que de llegar a oídos de la Real Academia, seguramente le incluirían las más aconsejables respuestas de un presidenciable). Rubens Walter Francolino
* * *
Estimado colega productor:
Somos esta gente sana, laboriosa, callada del campo.
No conocemos paros, ni huelgas, ni mayores exigencias.
Trabajamos honestamente, no miramos el almanaque para ver si es feriado o está en rojo para trabajar.
Le ponemos la cara al sol, al viento, al frío y ahí estamos laburando para con nuestros intereses y los del país.
Somos esa gente que nos enseñaron de chicos, honestos y respetuosos. Más aún hacia los mayores.
Somos esa gente de vida sana mirando el futuro y al mismo tiempo viendo un horizonte cada vez más incierto.
Transitamos por caminos rurales con pozos y piedras a los tumbos y saltos (similares a la ruta 26).
No conocemos esos hábitos de la ciudad donde se prende una llave para la luz eléctrica, desde hace 36 años venimos rezando por la bendita “electrificación rural” y seguimos como antes de Cristo.
Somos los que damos el sustento a la ciudad, comida, vestimenta y por que no, los honorables sueldos para el Estado.
Llegamos a la ciudad para ir de oficina en oficina y vaciar nuestros bolsillos para bienestar de la comuna.
Cuando el agro funciona, florece la ciudad y creo que muy pocos en ésta lo saben.
Tras trajinar de oficina en oficina, y haber cumplido consigo mismo y con el país, retornamos a nuestro querido y tranquilo campo, dejando una ciudad bulliciosa y ensordecedora de motos. Amigo productor, a usted le carnearon 18 lanares y se le pusieron los pelos de punta: a mi unos perritos (debidamente identificados y con dueño) me liquidaron 35 lanares, y algo más de 100 en la zona, que da casi lo mismo, la pérdida que tenemos.
Hice la denuncia pertinente a la policía, la cual procedió en su ámbito legal, como en todas las actuaciones, pero es aberrante y desconcertante leer y ver lo que ocurre judicialmente en este país, que los propios productores tengamos que salir a defender lo nuestro, lo que correspondería al Estado velar por los intereses de la producción y no que ésta quede desamparada y sin protección, lo cual significa pérdida para todo el país. Pero ésto último, parece que aún no se ha entendido. C.I. 1.009757-0
* * *
El abajo firmante, concejal del Municipio de Guichón, quiere exponer ante la población del departamento de Paysandú en general y en particular a la población de la jurisdicción del Municipio de Guichón lo siguiente:
El 28 de mayo del año 2010 fuimos proclamados como concejales por la Junta Electoral de Paysandú, y el 8 de julio del año 2010, en acto público el Sr. Intendente de Paysandú procedió a integrar el Municipio de Guichón.
Transcurrió más de un año desde que se instaló el tercer nivel de gobierno, acto posible debido a la aplicación de la ley 18.567 “de descentralización política y participación ciudadana”.
Luego de este tiempo transcurrido, podemos afirmar que en forma permanente se ha violado todos los principios establecidos en dicha ley, por parte de la alcaldesa, Dra. Lourdes Suárez, y del propio intendente departamental. Esta afirmación la sostenemos en la incomprensión, por parte de las autoridades, que esta institución de gobierno (los municipios) son órganos colegiados integrados por cinco miembros, que debería funcionar en base a la toma de decisiones por mayorías.
Gran parte de la ciudadanía desconoce que la ley anteriormente citada, en particular en su Capítulo IV, le otorga a este colectivo una serie de atribuciones y cometidos, que hacen a la vida de todo el municipio. Hasta el día de hoy los concejales de la oposición (mayoría en este órgano de gobierno), incluso los concejales titulares y suplentes del Partido Nacional, hemos sido simplemente receptores de hechos consumados, sin tener ni siquiera la posibilidad de aportar al funcionamiento del gobierno, a pesar que en el artículo 12 numeral 3 nos otorga la atribución de ser ordenadores de gastos. Nunca en todo este tiempo pudimos obtener una mínima información para la elaboración de un presupuesto básico de funcionamiento e inversiones, pedido en reiteradas oportunidades a la Sra. Alcaldesa.
Nunca pudimos además tener información e injerencia sobre recursos financieros y humanos (Art.12 numeral 4), paralelamente, la alcaldesa y el intendente procedieron a las rescisiones de contratos, destituciones de funcionarios y a la contratación de otros con fines absolutamente clientelísticos sin fundamentación funcional y mucho menos beneficiosa para la Intendencia en general y particularmente para los contribuyentes.
Esta situación es agravada por la suspensión permanente de sesiones bajo el argumento de la alcaldesa de exceso de reuniones por su parte o la no concurrencia por tener que concurrir a reuniones partidarias; no hemos logrado en ninguna oportunidad mantener una reunión con el intendente, a pesar de solicitarla en varias instancias por diferentes medios. Es decir, cuando se promociona en la prensa las recorridas por los pueblos del interior, los ciudadanos deben saber que la principal herramienta de descentralización, como lo son los municipios, gozan de total ignorancia por parte del poder ejecutivo departamental en su conjunto.
Fue nuestra intención desde el primer momento contribuir al buen funcionamiento de esta herramienta política para el mejor desarrollo de nuestra sociedad, por eso responsabilizamos al intendente de Paysandú y la alcaldesa de Guichón, de patrocinar el fracaso en el funcionamiento del Municipio de Guichón, además del desmantelamiento absoluto de los servicios municipales y el deterioro en una gestión unipersonal que viene llevando adelante; transformando una política descentralizadora y de participación ciudadana en un verdadero feudo retrógrado. Exigimos que a la mayor brevedad se revierta esta situación que lesiona la esencia misma de la democracia. Sergio Urruty
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