Paysandú, Domingo 04 de Septiembre de 2011
Locales | 29 Ago Los uruguayos que residen en Nueva York, Long Island y Nueva Jersey no sufrieron consecuencias graves tras el paso del huracán Irene, que golpeó con fuerza disminuida la costa este de Estados Unidos, aunque las previsiones eran de grandes y masivas inundaciones, así como de fuertes vientos y torrenciales aguaceros.
En realidad “la previa”, como dijo a EL TELEGRAFO el sanducero Horacio Gauthier desde Budd Lake, en el condado de Morris, en el norte de Nueva Jersey, fue lo más importante. En los días previos a la llegada del huracán, los residentes de la zona agotaron las existencias de baterías, agua, víveres secos y enlatados. “En el Wallmart”, una de las principales cadenas de tiendas por departamento “no había una sola pila, ni leche ni productos de primera necesidad”, dijo Gauthier. “Y en Elizabeth”, al este de Budd Lake, camino a Nueva York, “las demoras en las cajas (registradoras) eran de dos horas”. Otro sanducero, Germán Sarrasino, residente de Long Island, contó algo similar. “Fui a siete supermercados y no encontré una sola pila. Fue impresionante la cantidad de gente que había comprando y comprando”.
“Se realizaron evacuaciones mandatorias, contra la playa”, en Long Island, contó Sarrasino. Hubo autoevacuados “o fueron llevados a refugios”, al tiempo que “en otras áreas se cubrieron las ventanas con madera, mientras se esperaba el huracán. Ésta no es una zona de huracanes, no estamos preparados para eso. Sí para tormentas de nieve, pero no para fuertes vientos”.
En el área tri-estatal se pidió a los residentes permanecer en sus casas y en Nueva York y Long Island no hubo transporte público. Tampoco se concurrió al trabajo, con la excepción de los servicios de emergencia, electricidad y agua potable. En Long Island, el gobierno local “evacuó trenes y ómnibus” y ese era al cierre de esta edición el único inconveniente que podría hacer que la zona no retome su actividad industrial y comercial “porque muchos dependen del transporte público para ir al trabajo”.
En Nueva Jersey los residentes también prefirieron quedarse en sus casas ante las advertencias oficiales. “A mí dos o tres días antes me cortaron los servicios para esta noche”, contó Gauthier, quien tiene una empresa de servicios de limpieza.
Pero, tras el paso de la tormenta tropical, los principales daños fueron el corte de suministro de energía eléctrica, que afectó a centenares de miles de personas, árboles caídos e inundaciones. “En el condado de Passaic, donde el nivel es bajo, hubo muchas inundaciones, y lo mismo pasó al sur, por ejemplo en Atlantic City”, destacó Gauthier. El Star Ledger, el principal diario de Nueva Jersey, informó que en el condado de Morris, Denville resultó con las peores inundaciones, mientras que varios tramos de la ruta 46 se encontraban cortados al estar inundada la calzada.
No obstante, el mejor saldo es que la colectividad uruguaya no ha sufrido daños personales y escasamente algunos materiales, tras el paso de Irene, el huracán que provocó enorme despliegue en los días previos, pero que luego no ocasionó los graves daños que se vaticinaron.
Una vez cada 125 años
Nueva York y en general la zona tri-estatal, como se conoce en el este de Estados Unidos el área de Nueva York, New Jersey y Connecticut, no es frecuntemente azotada por huracanes. La historia recuerda uno cada 125 a 150 años, aunque más recientemente este período se ha reducido a la mitad.
Nueva York y sus alrededores sufrieron la furia de grandes huracanes en los años 1635, 1815, 1821, 1893, 1938 y el más reciente en 1985, de acuerdo a datos de la Oficina de Manejo de Emergencias de la Alcaldía (OEM’s, por sus siglas en inglés).
Durante el devastador huracán de setiembre de 1821, Manhattan, El Bronx y Westchester fueron golpeados particularmente de forma muy fuerte. Según los datos históricos, las corrientes del río Este se unieron con las del río Hudson, cruzando el área del Bajo Manhattan y causando inundaciones de más de cuatro metros de altura en menos de una hora en las áreas al sur de Canal Street, especialmente en lo que se conoce hoy como Battery Park City.
En agosto de 1893, la furia de otro huracán de categoría 2 destruyó el complejo de veraneo Hog Island en la costa de Rockaways, al sur de Queens, devastó el área del Bajo Manhattan y destruyó más de 100 árboles en el famoso Parque Central.
Unos de los más fuertes huracanes que sacudió la costa este, matando a 10 personas en Nueva York y a 200 en Nueva Inglaterra fue el de 1938 (conocido como “Long Island Express”). Esta tormenta de categoría 3 causó masivas inundaciones que produjeron un corte de energía eléctrica, que paralizó el que en ese entonces era el nuevo sistema de trenes subterráneos, y dejó a oscuras todas las áreas por encima de la calle 59 en Manhattan y todo el sector de El Bronx. También se reportaron pequeñas embarcaciones pesqueras que fueron sacadas del mar en las costas de Rockaways.
Uno de los más recientes de estos fenómenos naturales fue el huracán Gloria, que golpeó a la Gran Manzana en 1985, y aunque lo hizo con poca fuerza causó millones de dólares en daños. En 1960, el huracán Donna creó una ola de 11 pies de alto que causó grandes daños en los muelles del Bajo Manhattan. También otros huracanes que pasaron cerca de la ciudad, pero que no causaron grandes impactos, más que fuertes lluvias y algunas inundaciones fueron: Carol (1954), Connie & Diane (1955), Agnes (1972), Félix (1995), Edouard (1996) y Floyd (1999).
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