Paysandú, Domingo 04 de Septiembre de 2011
Opinion | 30 Ago La presencia de los presidentes de Uruguay y Argentina en la inauguración del servicio ferroviario de pasajeros entre Concordia y Salto en la víspera, a través de la represa de Salto Grande y por extensión a localidades y ciudades de ambos lados del río Uruguay, incluido Paysandú, trasciende el mero aspecto puntual de un enlace binacional de transporte modal, por cuanto refiere fundamentalmente a un mensaje de integración hacia ambas orillas, que forma parte del proceso de reversión del deterioro de la relación bilateral que generó en su momento la postura iracunda de los activistas de Gualeguaychú.
En este caso el nuevo encuentro de José Mujica y Cristina Fernández es un hecho que reafirma el buen momento de las relaciones bilaterales tras este período de desencuentros que hasta llegó a la comparecencia de ambos países en el litigio internacional dirimido en la Corte Internacional de la Haya, e indica que hay decisión política compartida de avanzar en emprendimientos conjuntos por encima de las diferencias que naturalmente suelen ser el reflejo de intereses contrapuestos en ambas orillas, que suelen estar a contramano del interés general.
Y en momentos en que entrerrianos y uruguayos celebramos este paso conjunto a cuenta de encarar más cosas en común para potenciar instrumentos de desarrollo e integración, como lo son asimismo las acciones complementarias para promover la hidrovía del río Uruguay, nos encontramos lamentablemente con funcionarios de AFE que realizan un paro nacional parcial en protesta por “permitir la entrada de las empresas privadas argentinas”, al considerar que de esta forma se violan todas las reglamentaciones vigentes y sin garantizar los derechos y las fuentes de trabajo de los funcionarios de AFE, cuando todos sabemos que en nuestro país si hay algo que jamás puede ser amenazado de manera alguna es la estabilidad laboral de los funcionarios públicos.
Más allá de este aspecto anecdótico, pero que pone de relieve que siempre hay grupos de interés que solo miran su perspectiva particular por encima del conjunto de la comunidad, lo cierto es que nadie puede cuestionar el mensaje alentador que entraña para los pueblos de ambas orillas el hecho de que encabezando una nutrida delegación ministerial, Fernández de Kirchner viajó en tren desde la estación de Colonia Ayuí, en las inmediaciones de Concordia, hasta la estación Midland de Salto, donde fue recibida por Mujica, junto a todo su gabinete, para dejar inaugurado el servicio internacional de transporte ferroviario.
Tras este acontecimiento inaugural de carácter político, el 9 de setiembre se iniciará el servicio Buenos Aires-Concordia-Salto- Paso de los Toros, que comprenderá un total de unos 800 kilómetros a ser cubiertos con una frecuencia semanal. El servicio prevé paradas en las localidades argentinas de Basavilbaso, Villaguay y Concordia (todas en Entre Ríos), y en las uruguayas de Salto, Paysandú y Paso de los Toros, luego que se efectuara una reparación parcial de tramos de las vías y se realizara una recorrida experimental por un motocar de la empresa argentina que realizará el servicio. No debe perderse de vista que estamos ante un escenario muy complejo para el ferrocarril uruguayo, que desde su venta al Estado por los ingleses sobre fines de la década de 1940 ha ido en decadencia por falta de inversión y un manejo desaprensivo de la empresa estatal, que llevó a que se cayera un parque ferroviario ya obsoleto y vías con serios problemas, tanto en su estado material como en la distribución de la red en el territorio nacional. El extremo se registró a fines de los años 80, cuando AFE transportaba tantos pasajeros por día –en todo el país-- como funcionarios tenía, demostrando la inviabilidad del servicio por aquellos tiempos.
Ello ha llevado a que AFE no exista prácticamente desde el punto de vista del transporte de pasajeros y que a la vez el servicio de cargas está muy limitado por problemas de material rodante, de red y de gestión, por lo que es preciso encarar una reestructura a fondo imposible de realizar por el Estado. Mientras, el gremio de funcionarios del ente –y algunos sectores de la fuerza de gobierno—se oponen férreamente a cualquier asociación con capitales privados.
Este enlace internacional conlleva por lo tanto en este momento una perspectiva más simbólica que real, aunque tiene una proyección turística indudable en función de una oferta regional –sobre todo el área termal-- que tiene un muy buen potencial y que debe ser explotado en forma complementaria, a cuenta por ejemplo de una posterior ampliación al área de las cargas mediante una inversión significativa e imprescindible.
A la vez, en el caso de nuestro país, es impensable reactivar definitivamente las vías si no se apunta a al servicio de cargas de gran volumen para la salida hacia los puertos, tanto en el corredor del río Uruguay como en el enlace con el puerto de Montevideo, en el marco de una logística de apoyo que debería ser eje de la competitividad y leit motiv de las inversiones que se necesitan en esta área.
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