Paysandú, Miércoles 07 de Septiembre de 2011
Opinion | 04 Sep Con algunas dificultades operativas en su inicio en algunos de los departamentos, el Censo 2011 comenzó a enfrentarse a la que seguramente será su peor adversidad: la inseguridad ciudadana.
Se trata de algo que se podía prever pero que quedó totalmente confirmado desde el primer día del relevamiento estadístico y motivó que el viernes las autoridades del Censo enviaran un comunicado urgente a todos los medios de comunicación del país advirtiendo a la población que “el censo es presencial”.
Esto significa que ningún funcionario del censo intentará tomarle datos por teléfono, pero además todas las personas están en su derecho a exigir al censista su identificación (además del chaleco que visten) y corroborarla a través de un teléfono de llamada gratuita (0800 1520 y *1520 desde celulares).
En su primer día, el jueves 1º, ya hubo una víctima de copamiento en Montevideo, tratándose de una persona que dejó entrar a su hogar a alguien que se hizo pasar por censista. En tanto, el comunicado antes referido fue motivado tras varios intentos de delincuentes que pretendían obtener información de las personas mediante llamadas telefónicas.
Según declaraciones de la subdirectora del Censo 2011, Lidia Melendres, a El País, en censos anteriores no había riesgos porque “era un gran operativo de un solo día” y agregó que la desconfianza a la hora de dar el nombre se debe a que “nunca hubo tanta inseguridad”.
Esta situación y su reconocimiento por las autoridades del censo no hacen más que confirmar que la inseguridad es real, no una sensación térmica o una masificación de situaciones escasas y particulares a través de los medios de comunicación, como se ha dicho más de una vez. Su existencia se vuelve entonces un problema para la población. Por otra parte, cabe preguntarse por qué el censo fue organizado con tan extensa duración si ya se sabía de antemano que todas estas situaciones podrían darse.
Que en sus dos primeros días ya hayan aparecido hechos para prevenir y lamentar vuelve al censo un elemento más de preocupación para la gente y dificulta la recolección de datos estadísticos que son fundamentales para el país. Es muy temprano para sacar conclusiones pero sin duda que este comienzo accidentado pone al relevamiento en el centro de la discusión y eso no debería haber pasado.
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