Paysandú, Viernes 09 de Septiembre de 2011
Deportes | 05 Sep Fue todo sin querer. En la casa del abuelo había una piscina, y frente a la casa de fin de semana en Carlos Paz estaba nada menos que el río. Por consiguiente, puede decirse que el miedo de los padres terminó por forjar, sin querer, su posterior historia.
Es que nadie imaginaba que a los 5 o 6 años, cuando sus padres decidieron que aprendiera natación para que no estuviera expuesto a esos dos peligros latentes, José Meolans se transformaría en el mejor nadador argentino de la historia, y que pasearía su calidad por las piscinas del mundo, colgándose en su cuello medallas de todos los colores.
Hoy, con 33 años y nada menos que 15 años como profesional, sumergido de lleno en el más alto rendimiento, este cordobés está alejado de las piscinas aunque sigue despuntando el vicio, tomándole el gusto a varios aspectos de la natación de los que antes no disfrutaba. Y más allá de nadar un par de veces por semana, las clínicas que dicta junto a un ex compañero, Eduardo Otero, son la excusa perfecta para seguir en rodaje.
Y, en ese marco, Meolans llegó a Paysandú para brindar la clínica que se cerró en la víspera en la piscina del Club Remeros.
- ¿La idea de las clínicas comenzó a gestarse tras los Juegos Olímpicos de Beijing?
- “Este es un proyecto nació a fines de 2008, cuando hicimos una especie de prueba piloto en la ciudad de Eduardo (Necochea). Lo habíamos armado unos meses antes y ese fue el disparador, y tuvimos una muy buena respuesta de la gente. Ese fue el puntapié inicial para arrancar. Durante 2009 hicimos 10 clínicas, que fue el objetivo que nos propusimos, y en 2010 alrededor de 20. Presentamos el proyecto en la gobernación de la Provincia de Buenos Aires y actualmente estamos trabajando con ellos, y estamos viviendo un presente que no imaginamos cuando comenzamos, pero que nos enorgullece muchísimo. Es un placer poder realizar esto y tratamos de brindar alternativas para el desarrollo de esta actividad que es buena. Estamos felices con lo que hacemos porque tenemos un ida y vuelta con gente que ama este deporte, hay muchas opiniones y eso nos ayuda a crecer”.
- Usted dijo durante una clínica desarrollada en Argentina, que lo importante no es nadar rápido sino nadar bien. ¿Esto puede explicar un poco el objetivo de esta actividad?
- “Sí, porque está muy basada en aspectos técnicos, que son los más importantes como para crecer como nadador. Si eso se va mejorando, las otras capacidades con el entrenamiento se hacen mucho más fáciles. Tratamos de orientar esta experiencia bien a ese punto, y sobre todo que pueda ser bien interpretada por los participantes, algo que es fundamental. Nos hemos encontrado con realidades muy diferentes a lo largo de estos dos años y medio, pero siempre contentos”.
- El hecho de que gran parte de la clínica se dicte en el agua, y con su experiencia, es fundamental para que pueda lograrse ese entendimiento que usted señala.
- “Eso ayuda a que los que estén haciendo la clínica puedan observar realmente lo que se tiene que hacer, y que después lo lleven a cabo en el futuro. A veces coincidimos con Eduardo en que no todos nadamos de la misma forma, pero hay parámetros que hay que seguir y, a partir de ahí mejorar. Esta es la primera vez que nos toca pasar la frontera, la primera clínica internacional, lo que para nosotros es importante y todo un desafío”.
- Usted es nada menos que el mejor nadador argentino de la historia. ¿Por qué nos cuesta tanto a los sudamericanos poder brillar en el más alto nivel?
- “Es difícil fundamentalmente porque no hay una política deportiva y no acompañan los recursos. Y eso, a ese nivel, provoca que la brecha se alargue en lugar de acortarse. Son muchas las ventajas que das y, estar a la altura de esos nadadores que tienen todo a disposición como para poder desarrollar su actividad, se hace cada vez más complicado.
Pero además hay mucha deserción dentro del deporte, un tema como para hablar bastante, aunque sin dudas esa diferencia pasa por una cuestión de recursos y apoyo”.
- Pero esa brecha de la que usted habla es cada vez mayor.
- “Sí, lamentablemente. Habría que seguir el ejemplo de Brasil, un vecino que está a poco de organizar un Mundial y Juego Olímpico. Realizar un trabajo a largo plazo, con una buena estructura desde su base, apoyando a sus deportistas desde los comienzos y no esperar que tengan resultados para después apoyarlo. Es un cambio de mentalidad que por ahí llevando a cabo algo de eso se puede cambiar”.
- Con solo 17 años usted fue el primero en romper, en su país, la brecha de los 50 segundos (49:86) en los 100 metros libres. ¿Cómo toma estos tiempos hasta irreales que se logran hoy a nivel internacional?
“Sucede que la natación ha avanzando por diferentes motivos, por sus trajes, porque la metodología es otra, porque el nadador va siendo diferente… Por eso lo que tenemos que hacer es tratar de estar cerca de ese alto rendimiento, seguir el camino de países como Brasil, y ni hablar de Australia y Estados Unidos”.
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