Opinion | 09 Sep Si bien el cambio climático es un problema a nivel mundial, los gobiernos locales tienen un papel fundamental en la identificación de las problemáticas relacionadas con este tema fundamental y la eficiente ejecución de las medidas de respuesta.
Sin dudas que dada nuestra distribución política resulta difícil que cada departamento tome acciones, en la medida que los elementos que contribuyen al cambio climático frecuentemente no están separados por un límite departamental. Pero sí puede pensarse que el Congreso de Intendentes, que paulatinamente se ha ido transformando de una entidad que reúne a los líderes políticos de todo el país, en una institución multimodal, con creciente participación de técnicos, pueda involucrarse en aspectos relativos con este tema, creando, por ejemplo, un Observatorio de Cambio Climático. Se trata de un instrumento para entender y afrontar las problemáticas vinculadas al cambio climático en el ámbito nacional, pero desde la acción de los gobiernos locales. Debe plantear y promover acciones de coordinación y cooperación entre distintas instituciones, empresas, organismos de investigación, organismos no gubernamentales y la sociedad en general.
No hay dudas que las principales acciones del Congreso deben orientarse a reforzar la tarea y enriquecer la experiencia de los gobiernos locales, de las Intendencias y de los Municipios, pero hay temas que están por encima de los objetivos y que no pueden ser dejados de lado, como es el caso del cambio climático, que tiene efectos duraderos tanto en comunidades urbanas como en rurales.
Determinar, con una mirada localista, los efectos a corto y largo plazo del cambio climático en el territorio, permitirá colaborar en la elaboración nacional, a cargo del Ministerio de Vivienda, Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, de políticas y estrategias en términos de adaptación y mitigación, para actuar en consecuencia.
No se trata de sumar instrumentos, de superponer esfuerzos, sino de sumar miradas distintas, experiencias diferentes. El interior profundo puede y debe estar presente en la construcción de políticas medioambientales, especialmente aquellas referidas al cambio climático. Un Observatorio impulsado por los gobiernos locales ciertamente puede constituirse en un eje medular para las tareas de comunicación, formación y concientización de la comunidad en general en un tema que precisamente nos concierne a todos.