Paysandú, Sábado 10 de Septiembre de 2011
Opinion | 03 Sep El episodio vivido recientemente en Salto, donde se encontraron los presidentes de Uruguay y Argentina, José Mujica y Cristina Fernández, para reinaugurar la interconexión ferroviaria, ha sido presentado, con razón, como un hecho simbólico de proyección muy positiva en la relación bilateral, que se había desgastado sensiblemente como consecuencia del conflicto por la instalación de la planta de UPM-Botnia. Sin embargo la pregunta que cabe formularse, con muy buen fundamento, es hasta qué grado los abrazos de los mandatarios, pasa de la relación personal de muy buena sintonía y química mutua a las acciones concretas que se necesitan para avanzar en la integración.
Así, tenemos por un lado que este jueves Mujica dijo que su gobierno prioriza mantener un buen relacionamiento con Argentina y que eso permite avanzar en el proyecto de una planta regasificadora y el dragado de canales en ríos compartidos, pero todo indica que la visión presidencial se sitúa más en supuestos y en expectativas que en la realidad que vemos todos los días, y que preocupa a sectores vinculados al comercio, a la energía, a la logística, entre otras áreas fundamentales para el país. Por otra parte, casualmente los dos ejemplos mencionados son emprendimientos que interesan de igual manera a ambos países, por lo que es de suponer que Argentina los apoye.
Pero por aquí tenemos que recurrentemente la Cámara de Industrias denuncia que Argentina impone trabas que perjudican notoriamente a empresas uruguayas, mientras que dos proyectos de inversión en el puerto de Nueva Palmira corren riesgo de no concretarse debido a que Argentina frena el visto bueno con argumentos imprecisos, en tanto el Gobierno de Paraguay asegura que no puede exportar energía eléctrica a Uruguay porque Argentina dilata las autorizaciones y pretende cobrar un peaje que consideran excesivo y que no corresponde por el libre comercio establecido por el Mercosur.
En este contexto de dificultades prácticas, el presidente del Consejo de Comercio Exterior de la Cámara de Industrias, Rafael Sanguinetti, dijo a El Espectador que Uruguay sufre el efecto conocido como “medidas Moreno”, en alusión a lo que el secretario de Comercio argentino, Guillermo Moreno, impone a las empresas importadoras de su país.
“Tenemos una gama de impedimentos para el libre comercio con Argentina, tenemos las medidas Moreno, persona que se ocupó de hablar con los grandes importadores para que ellos no compraran nada que viniera de afuera. Eso hizo que desapareciera de nuestra cartera de exportación todo lo que sea preparaciones como productos de panadería, jugos de frutas, etcétera”, explicó Sanguinetti.
A ello se le suma el efecto de las demoradas “licencias automáticas” que han perjudicado a empresas uruguayas que ya desistieron de exportar a Argentina para no quedar expuestas a meses de espera y pérdida de negocios, y al respecto el dirigente empresarial evaluó que “es una sofisticación más formal, dentro de un marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que no lo respetan. En Argentina exigen para la vestimenta, por ejemplo, licencia previa. O sea, hay que inscribirse, luego presentar datos, luego la licencia y posteriormente que su cliente de Argentina la consiga para así poder empezar a negociar”.
El responsable de comercio exterior de la Cámara de Industrias agregó que “otro capítulo son los plásticos, otro rubro que ha sido castigado fue el del papel, el de las autopartes, etcétera. Es brutal la explícita postura argentina de defender la pequeña y mediana industria. Ahora, la nuestra ¿dónde está?”
Más allá de la relación bilateral en sí, evidentemente estas trabas contradicen el espíritu y la letra del tratado del Mercosur que dispone libre circulación de bienes entre los países socios, y como todos sabemos, cuando se planteó el conflicto por la planta de celulosa, Argentina violó en forma flagrante el tratado mediante el bloqueo de los puentes internacionales, en tanto Brasil hizo la vista gorda y miró hacia otro lado, sin atender los reclamos formulados por el Uruguay en los ámbitos correspondientes del Mercosur.
Paralelamente, este jueves el semanario Búsqueda divulgó que dos proyectos de inversión en el puerto de Nueva Palmira corren riesgo de no concretarse debido a que Argentina no da su visto bueno alegando que faltan “informaciones técnicas”.
El delegado uruguayo ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Luis Hierro López, confirmó al programa “En Perspectiva” este impedimento y calificó a ambas iniciativas como “muy importantes”, ya que “permitirían que el país tenga servicios portuarios de primera calidad”, y sostuvo que la actitud de Argentina “conspira contra el espíritu de cooperación” que debería de esperarse entre ambos Estados, a lo que se suman asimismo las dilaciones para concretar el dragado del canal Martín García.
Por lo tanto el “pasote” a que se refirió el lunes la presidenta argentina en Salto, aludiendo a la reinauguración del servicio ferroviario está hueco de contenido, y debe ser refrendado y respaldado por acciones concretas en pos de la integración y el buen relacionamiento, para que no nos quedemos solo en la retórica, en las palmaditas y en los abrazos para la posteridad.
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