Paysandú, Sábado 10 de Septiembre de 2011
Opinion | 08 Sep En el último Consejo de Ministros el presidente José Mujica, de acuerdo a lo informado por el secretario de la Presidencia Alberto Breccia, manifestó preocupación por la falta de docentes y médicos en el interior profundo del país, lo que naturalmente se traduce en un déficit en la prestación de servicios que presentan una escala descendente en calidad a medida que crece la distancia con Montevideo, teniendo en cuenta que vivimos en un país hipercentralista.
Según manifestó el jerarca, al mandatario le preocupa la situación de los jóvenes que abandonan el sistema formal de enseñanza y a la vez tampoco tienen un empleo, pero también la instrucción de quienes viven en el Interior y en los barrios marginales de la capital.
Al respecto planteó ante los ministros la posibilidad de elaborar desde el gobierno determinado mecanismo para que los docentes ejerzan sus funciones en los lugares donde realizan los estudios, y evitar así la concentración en la capital, dado que le preocupa la falta de docentes en el interior profundo.
Paralelamente manifestó su inquietud ante la falta de médicos en el Interior y sobre todo en el interior profundo, es decir las áreas rurales, y propuso en este sentido que los médicos recién egresados de la Universidad de la República realicen de forma gratuita un trabajo social durante determinado tiempo.
Mujica señaló que los médicos una vez egresados de la Udelar “puedan devolver en parte lo que esa Universidad gratuitamente les ha proporcionado, a través de un trabajo social en el interior del país”, según señaló Breccia.
“Debe haber algún tipo de devolución a la sociedad, por lo que la sociedad le ha dado mediante el pago de impuestos. Es un tema que más tarde o más temprano afecta el bienestar de la sociedad”, sostuvo el secretario de la Presidencia, recogiendo así los conceptos vertidos por el jefe de Estado ante sus directos colaboradores.
Por cierto, no estamos ante un descubrimiento de Mujica ni nada que se le parezca, sino que se trata de una problemática muy vasta que ha señalado reiteradamente EL TELEGRAFO como una de las rémoras históricas que padece el Interior, es decir que no se trata de un escenario que sea consecuencia de la gestión de este gobierno ni del anterior, sino que tiene sus orígenes en el esquema centralista que ha regido al país desde sus albores como nación.
Precisamente el Uruguay, en su crecimiento anárquico, ha funcionado en base a los intereses del puerto de Montevideo, y los sucesivos gobiernos han actuado con la mirada puesta exclusivamente en la capital y en el mejor de los casos extrapolando situaciones al Interior para decidir de la misma forma ante realidades que son absolutamente distintas, sin que se tomara el trabajo de discernir entre ambas.
La enseñanza terciaria gratuita para todos, aún para los jóvenes de familias pudientes, es el pie para que el mandatario señale que es preciso promover una forma de retribución a la sociedad a través del trabajo de interés social de los egresados, lo que puede ser compartible como concepto a efectos de revertir la falta crónica de médicos en el Interior, pero es notorio que este solo es uno de los mecanismos posibles, ante una situación realmente injusta que es estructural en perjuicio del Interior. Para los jóvenes que viven lejos de Montevideo, sobre todo al norte del río Negro, de no tener recursos económicos suficientes, resulta harto dificultoso cursar estudios terciarios cuando es preciso contar con alojamiento, alimentación, transporte, a lo que se agrega el desarraigo familiar y social del estudiante.
Sería una alternativa lógica, tanto en el caso de la medicina como de otras disciplinas, que la Universidad cobre la matrícula a los estudiantes de familias pudientes –que son la gran mayoría de quienes cursan estudios universitarios, por cierto— y utilice este plus en mejorar y facilitar las becas para que estudien jóvenes de hogares de menores ingresos, de forma de realmente extender las posibilidades de estudios terciarios a todos los sectores de la sociedad y “deselitizar” la Universidad.
En el caso que nos ocupa, es de recibo también --porque una cosa no quita la otra-- que tanto estudiantes médicos como de otras áreas puedan --deban, mejor dicho-- retribuir a la sociedad el aporte que cada uno de los uruguayos ha hecho para sostener la Universidad y los estudios gratuitos, más allá del Fondo de Solidaridad de los profesionales, por lo menos prestando servicios en las zonas menos favorecidas, como sería la idea presidencial.
Al respecto hemos opinado favorablemente en más de una oportunidad desde estas páginas, donde sosteníamos que el sistema bien podría ser similar al que se aplicaba a los maestros recién recibidos, que pasaban a ocupar cargos en las escuelas de campaña hasta hacerse de su propia “carpeta”, con el paso de los años.
Y en cuanto a esta como a otras inquietudes del presidente, formuladas en varias oportunidades sobre diversos temas arrojados sobre la mesa, es hora de aterrizar realmente respuestas para situaciones archiconocidas, de forma de ir solucionando definitivamente los problemas para los que se plantean tantas opciones, pero sin concretarse ninguna.
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