Paysandú, Domingo 11 de Septiembre de 2011
Locales | 07 Sep MONTEVIDEO (Por Te-ddy Alvarez). La Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) publicó el libro “El Mercado Común del Sur 1991 – 2010”, un estudio que reúne los resultados alcanzados en las reuniones del Consejo del Mercado Común desde la perspectiva del sector industrial y que concluye que tras 20 años, el mercado regional no parece haber consolidado los cimientos integracionistas para alcanzar sus objetivos.
La publicación fue realizada por el Lic. Ignacio Bartesaghi, responsable del Departamento de Integración y Comercio Internacional de la Dirección de Investigación y Análisis de la CIU, quien en el primer capítulo desarrolla una breve caracterización del Mercosur como proceso de integración y en los capítulos centrales del documento se relevan los principales resultados de las Reuniones del Consejo del Mercado Común, a través de la identificación y análisis de las decisiones aprobadas en su marco, entre los años 1991 y 2010. A su vez, de dicho universo de normas se procedió al desarrollo de las consideradas de mayor interés para el sector industrial del Uruguay, mencionando los eventuales impactos para la industria derivados de su aplicación.
Las normas analizadas son presentadas en tres períodos, desarrollando en primera instancia las decisiones aprobadas entre los años 1991 – 1994, para luego ahondar en las correspondientes al período 1995 – 2003, y finalmente atender a los principales resultados alcanzados entre los años 2004 – 2010, en este último período separando el análisis por lo acontecido en cada una de las reuniones del citado Consejo.
El documento concluye con algunos comentarios sobre el balance de los logros alcanzados por el Mercosur -de acuerdo a la visión empresarial-, luego de pasados 20 años de la suscripción del Tratado de Asunción.
CONCLUSIONES
En este rubro se menciona la fuerte bilateralidad del bloque explicada por el natural relacionamiento entre Brasil y Argentina, que han dificultado la regionalización de los intereses nacionales, hecho que ha quedado en clara evidencia en el reciente conflicto que deterioró las relaciones diplomáticas entre dos de los miembros del grupo, afectando incluso el libre tránsito de personas y mercaderías por un período mucho más allá de lo comprensible. De acuerdo a la visión empresarial, los intereses nacionales de los miembros no deben dejar de existir, pero sí tienen que permitir espacios para la generación de un interés comunitario, donde además deberá reconocerse que los países de mayor tamaño tendrán costos que asumir. Además del interés nacional y de la clara bilateralidad que explica el proceso de integración, se indica que es difícil entender los avances del bloque sin incluir la necesaria voluntad política de los Estados miembros.
En este sentido, se expresa que la reiterada postergación y prórrogas en el tratamiento de los asuntos en el Mercosur -que se refleja en el gran número de decisiones, que si bien estipulan plazos para el cumplimiento de los objetivos son prorrogadas de forma reiterada, o en algunos casos sencillamente olvidadas, mereciendo años después un nuevo tratamiento- reflejan la ausencia de voluntad política en profundizar el proceso de integración. Desde la perspectiva industrial, esta mecánica, por momentos, hace pensar que en muchos asuntos el Mercosur transforma a las excepciones en regla, lo que aleja cada vez más al proceso del cumplimiento de sus objetivos, o lo que es peor, del respeto de los ya alcanzados.
Con respecto a este punto, el sector industrial ha aceptado y defendido algunas excepciones, no solo porque las mismas son necesarias para la contemplación de las asimetrías existentes, sino porque éstas atemperan el impacto de no haber alcanzado los logros fundamentales que originalmente motivaron el apoyo para la incorporación de Uruguay al bloque.
Entre los más relevantes, se destacan los inconvenientes en el libre tránsito de bienes debido a la aplicación de medidas no arancelarias, la no consolidación de la unión aduanera (su perfeccionamiento se alcanzaría recién en el año 2019) y del mercado común, los escasos avances en la integración productiva, así como los magros resultados alcanzados en el relacionamiento externo, que fracasó justamente en un momento en el que el mundo logró los mayores niveles de integración de su historia.
Se entiende que este último hecho, tiene especial impacto en las economías pequeñas, ya que por el tamaño de las mismas tienen la necesidad de acceder a nuevos mercados, no solo el regional al cual se accede más allá de las dificultades por todos conocidas, sino también al de los países de extrazona, especialmente los de mayores ingresos.
LAS PERSPECTIVAS
Para el autor resulta difícil definir qué perspectivas presenta el bloque.
Igualmente y atendiendo al éxito de algunos procesos como el europeo -más allá de las notorias diferencias entre los mismos-, se podría llegar a aseverar que el pilar fundamental aplicado para el logro del cumplimiento de los objetivos plasmados en el Tratado de Roma, así como en todos los otros acuerdos del mencionado proceso de integración, fue el de la voluntad política de los Estados, sustentada en la supremacía del interés comunitario frente al nacional. Por tanto, se expresa que los asuntos vinculados con el cumplimiento de los objetivos planteados en el Mercosur, merecen para su éxito de la voluntad política de los Estados y en particular, de aquellos de mayor peso político y económico relativo como Brasil y Argentina.
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