Paysandú, Martes 13 de Septiembre de 2011
Deportes | 07 Sep Lo tuvo en vilo. Que sí, que no. La oferta que recibió el entrenador era irrechazable, pero Peñarol estaba dispuesto a conseguir a como diera lugar la continuidad de Diego Aguirre. Los millones de dólares al año que le ofrecían al técnico mirasol desde Arabia Saudita hicieron que los carboneros se sentaran a hacer números y, si bien sabían que la oferta que podían hacerle a Aguirre sería sensiblemente inferior a la de los árabes, movieron cielo y tierra para intentar convencer al entrenador para que se quedara.
Así, prácticamente duplicaron su sueldo, en un esfuerzo más que sensible. Además, le dejaron en claro que todo lo que tuviera que ver con el aspecto deportivo pasaría por las manos del técnico, algo que no era menor. Y, por si fuera poco, Peñarol resignó más dinero al plantear que Aguirre iría prendido a porcentaje en cada venta de jugadores que él promoviera. El ídolo, tocado por el esfuerzo del club y porque el corazón tiraba más, optó por quedarse. Pero la cordura y el compromiso duraron tan solo una gira por Europa y cuatro partidos por el Apertura, ya que todo quedó en el olvido cuando una oferta proveniente desde Qatar hizo volar por los aires la palabra empeñada.
Es verdad que seis millones de dólares por dos temporadas es una oferta difícil de rechazar. Pero también es verdad que Peñarol rompió todos los esquemas para retener a Diego Aguirre como entrenador, hizo un esfuerzo enorme, se sacrificó demasiado, y merecía que se respetara el compromiso que las partes habían asumido, más allá de que al técnico se le hubiera ofrecido el mundo entero. Al menos, Aguirre debería haber culminado el Apertura al frente del equipo.
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