Opinion | 10 Sep A través de Internet, los trovadores cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés se han enfrascado en una polémica y reproches con acusaciones recíprocas respecto a la Revolución. Enemistados desde 1980, los dos músicos máximos representantes de la Nueva Trova cubana, vuelven a pelearse, porque ocurrió que Pablo Milanés expuso en Miami su mirada crítica sobre el trato del gobierno cubano hacia los disidentes, y sus declaraciones cayeron muy mal en Cuba, y a Silvio Rodríguez, quien le contestó calificando “de burda, desamorada y sin el más mínimo compromiso afectivo” la forma en que su colega criticó “el maltrato que el Estado de Cuba les da a las Damas de Blanco”.
“No perdonaré la doble traición que acaba de efectuar públicamente Silvio Rodríguez a quien una vez fue su hermano”, dice Milanés, quien se encuentra de gira por Estados Unidos, realizó declaraciones críticas al gobierno cubano y publicó una carta abierta a un periodista cubano radicado en Miami, en la que reafirma esos conceptos.
También fustigó a intelectuales -entre ellos a Silvio Rodríguez- que firmaron una carta en el año 2003 apoyando el arresto de 75 disidentes en La Habana y el fusilamiento de tres secuestradores armados de una embarcación, que pretendían emigrar.
Los trovadores con autorías de canciones de fuerte contenido político, con fuertes mensajes en respaldo de sus ideas, han sido uno de los instrumentos que ha utilizado el régimen dictatorial cubano como medio de penetración en los países de nuestro continente, apelando a los eslóganes fáciles y a la “lucha antiimperialista”, aunque cuidándose muy bien de ignorar el carácter de dictadura del gobierno de Castro, que durante medio siglo ha gobernado en la isla y reprimido severamente toda disidencia.
El cambio de Milanés, que ha denunciado estas situaciones, no ha sido del agrado de Rodríguez y otros cantautores, mucho menos del gobierno cubano, que se ha sostenido en base a la mordaza que ha aplicado a los opositores y proyectado una imagen idílica de un régimen que ha igualado hacia abajo, en base a pobreza.
Es de esperar que esta polémica por lo menos sirva para quitar la venda de los ojos de aquellos que todavía creen a pie juntillas en las mentiras que divulga el régimen caribeño, y asuman que como toda dictadura, tiene mucho más sombras que luces, con el pueblo cubano como víctima.