Opinion | 23 Sep Recientemente culminó en Paysandú la Bienal de Teatros del Interior, con escasa asistencia local, especialmente de jóvenes. Conviene preguntarse entonces cual es la incorporación cultural de los jóvenes uruguayos; qué actividades culturales tienen y como se enfrentan al hecho cultural en general.
Porque si los adolescentes no van al cine o al teatro, empobrecen su formación. Y el capital cultural es fundamental para acceder a mejores oportunidades educacionales y profesionales. Es cierto que las oportunidades de ir al teatro en Paysandú son reducidas, pero aun así, cuando las hay, el público joven es el menos. Pocos tienen por costumbre ir al teatro, e incluso al cine, salvo algún estreno muy promocionado y generalmente de escaso interés cultural propiamente dicho.
Antes de apuntar las baterías a la falta de interés en la cultura de los jóvenes es mejor profundizar en la o las razones que llevan a que prefieran quedarse frente al televisor o interactuando en Facebook por la computadora que participar de aquellas expresiones culturales que mayor riqueza intelectual proponen.
No hay que ser muy profundos para determinar que el primer problema es el económico. No hay suficiente dinero para ir al cine, al teatro o para comprar música original. Menos aun para libros. Esto hace que el vínculo de los jóvenes con los bienes culturales sea muy reducido.
Los comerciantes ya se han dado cuenta de esto y por eso hacen promociones y en algunos casos (aunque en Paysandú sigue sin estar muy difundida) utilizan herramientas como la Tarjeta Joven para darle más oportunidades a los adolescentes. Pero si eso no es suficiente, hay que volver a intentarlo con otras promociones.
En Buenos Aires, por ejemplo, durante este mes “del estudiante” se han establecido promociones para estudiantes secundarios. Lo único que necesitan los adolescentes para favorecerse, para pagar menos en el cine, el teatro o por música o videos originales es estudiar, estar terminando el secundario. La iniciativa permite revalorizar el papel de la educación; en esta oportunidad, porque les facilita el acceso a bienes culturales. De hecho, la campaña tiene por lema final: “Otro motivo más para estar en el cole”.
Esta propuesta tiene, además, otras dimensiones que la jerarquizan. Es, sin duda, un claro ejemplo de la valiosa asociación entre el sector público y el privado. Mientras que la idea partió del Ministerio de Educación argentino, cada cine, cada teatro y cada tienda de discos absorbe la mitad del precio que el estudiante no paga, pero obtiene a su vez ganancias con el aumento en la demanda. El joven de hoy es el espectador de mañana y, como sucede con todos los hábitos culturales, cuanto antes comiencen en la vida de los chicos, más posibilidades de perdurar tendrán en el futuro, cuando sean adultos.