Opinion | 17 Sep Recientemente, las autoridades de Antel anunciaron que entre setiembre y octubre el ente duplicará el ancho de banda que sus clientes tienen para el acceso a Internet, el que precisamente no es el primer anuncio en la materia y que se agrega a ofertas que el organismo ofrece para contratación de ADSL en su gama de opciones.
Tenemos así que la visión optimista de las autoridades del organismo no coincide con la opinión que a diario vierten los usuarios del sistema, que con razón se quejan de que lo que el organismo ofrece no coincide con la realidad del servicio cuando se requiere velocidad para la “bajada” y la “subida” de información, sobre todo en las horas pico.
Todos sabemos que no es lo mismo trabajar con Internet en horas de la madrugada o tempranas de la mañana que hacerlo en horarios de uso más masivo, como lo son las primeras horas de la noche y a partir de la media tarde, cuando la velocidad se reduce a valores mínimos.
Por cierto, el uso de la computadora depende del horario en que el usuario desempeña actividades laborales, de estudio y de otro orden, lo que indica que no se ven atendidas las aspiraciones de un servicio rápido y eficiente cuando realmente lo requiere.
Paralelamente, pese a que en los últimos años se han registrado significativos avances tecnológicos y hasta rebaja relativa de precios, nadie puede dudar que paciesen Uruguay el servicio es caro, comparado con otros de la región y el mundo.
Debemos tener en cuenta que en nuestro país telefonía fija es un monopolio, en tanto en móviles hay competencia con dos empresas mientras que Antel concentra el 94% de los accesos a Internet, precisamente porque la mejor forma de brindar el servicio es a través del cableado del teléfono fijo.
En un país en el que el 40 por ciento de la población utiliza Internet estos aspectos no son menores, y el hecho de que Uruguay está en la posición 126 entre 172 países en velocidad de “bajada” y con un quinto de la velocidad del promedio mundial debe llamarnos a reflexión sobre cual es realmente la calidad del servicio que se nos presta. En la Unión Europea tienen 12 MB de promedio y el Uruguay tiene 1,73, igual que Paraguay.
Quiere decir que estamos muy lejos todavía de contar con un servicio de calidad. Es hora que empecemos a exigir más y mejores prestaciones a los valores justos –que de por sí significa mucho más barato en este caso--, como nos corresponde como usuarios cautivos de una empresa monopólica del Estado.