Opinion | 19 Sep El país tendrá en 2015 la mitad de la matriz energética con energías renovables, según anunció el ministro de Energía, Roberto Kreimerman, quien recordó que hace algún tiempo se preveía llegar a los 300 megavatios pero luego esa cifra aumentó y actualmente se intentará superar los 500.
Con respecto a las licitaciones de energía eólica que están vigentes actualmente, el ministro comentó que “cosecharon muchos interesados y con precios muy adecuados”. Esto podría explicarse, según sostuvo, por el cese de los subsidios a las inversiones en energías renovables ocurrido en el resto del mundo, que trasladó estos intereses a los países en vías de desarrollo.
En energía eólica, las ofertas en precios son de 60 y 70 dólares por megavatio y son nueve proyectos de biomasa, de los cuales uno tiene oportunidades de desarrollar lo máximo posible las energías renovables con el objetivo final de disminuir el consumo de combustibles fósiles. Para ello hay un equipo técnico analizando la red eléctrica, que de acuerdo a las condiciones climáticas es variable. Por cada megavatio en energía eólica, la inversión que se realiza es de 2,5 millones de dólares y el costo total de las inversiones insumirá aproximadamente 1.000 millones de dólares.
Para satisfacer la demanda de energía eléctrica, Uruguay complementa la producción de energía de la central hidroeléctrica de Salto Grande con la procedente de la Central Batlle y la importación de Argentina y Brasil. Los elevados costos y la dependencia de los países vecinos en materia de energía demuestran la importancia de aumentar la producción de energías renovables.
Sin duda, una meta por demás positiva por varias razones. Estamos hablando de recursos inagotables, con la consecuente disminución de la dependencia de las importaciones del petróleo y de otros combustibles fósiles, reducido impacto ambiental --la razón más importante a largo plazo--, disminución de las emisiones de CO2 y el impulso de las actividades de innovación y desarrollo tecnológico. En realidad esta meta ya se pensaba en 2008, cuando el entonces ministro de Energía, Daniel Martínez, anunció la discusión de la fijación de objetivos estratégicos y metas, que suponen alcanzar los 500 megavatios en el año 2015. Al acercarse la fecha fijada, esta meta cobra mayor valor aún.