Paysandú, Sábado 24 de Septiembre de 2011
Opinion | 23 Sep Lamentablemente, pese a las advertencias y recomendaciones de los especialistas en economía, con mayor o menor énfasis, con o sin disimulo para cubrir apariencias, están desatándose en la región y en buena parte del mundo medidas que nos indican que hay países que están ya en el “sálvase quien pueda” ante la posibilidad de una crisis global, y ello queda de manifiesto con nuevos brotes de proteccionismo comercial.
También en este plano queda de relieve con toda su crudeza el “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” desde que en prácticamente todos los foros internacionales se han lanzado exhortaciones y recomendaciones respecto a no recaer en estas prácticas, como lo han hecho recurrentemente los países desarrollados, para encontrarnos que al menor rumor de riesgo o incertidumbre en los mercados cada uno trata de cubrirse sin importar las reglas o las promesas.
En el caso de Uruguay, país dependiente como el que más de los avatares internacionales, a este desconcierto en la Unión Europea y la incertidumbre en Estados Unidos, que afecta a los principales vendedores a esos mercados, como es el caso de los países emergentes, incluyendo a China, se agregan los sacudones que se dan en la región, más precisamente en el Mercosur, donde tenemos a Brasil como nuestro mayor socio comercial, nada menos.
En declaraciones al semanario Búsqueda, el presidente José Mujica sostuvo que las medidas proteccionistas que tomaron recientemente los gobiernos de Cristina Fernández (Argentina) y Dilma Rousseff (Brasil) ante la crisis financiera internacional, podrían generar un “replanteo” de Uruguay sobre su permanencia en el Mercosur.
Esta posibilidad fue manejada por el mandatario en el caso de que una sucesión de trabas decretadas por los gigantes vecinos se aplique sin excepción sobre el resto de los socios del bloque.
“Acá es donde se prueban los logros de la integración. Porque si somos igual que cualquier otro país que no está en el Mercosur hay que replantearse algunas cosas” acerca de la integración, afirmó el jefe de Estado, quien aclaró que primero se apostará a la carta del diálogo. “Nosotros vamos a hablar con Dilma, pero sabemos que la coyuntura es difícil”, sostuvo, y de hecho, el gobierno ya está realizando gestiones con Brasil para que los exportadores nacionales no se vean afectados.
A la vez Mujica adelantó que “le vamos a pedir a los presidentes de la región que si bien tienen la obligación de pensar con cabeza nacional —y por lo tanto defender sus intereses— al mismo tiempo deben de pensar con cabeza de Mercosur. Yo no sé qué éxito podemos tener, pero la batalla la vamos a dar para que haya una diferencia en el relacionamiento internacional con los países pequeños del Mercosur”.
Lamentablemente, hasta ahora los antecedentes de los dos grandes socios del Mercosur no dan paño para el optimismo, y en esta coyuntura las medidas proteccionistas adoptadas por Brasil ya tienen su efecto sobre Uruguay. Así, la empresa de armado de automóviles Effa, afectada también por un conflicto sindical, anunció el cierre temporal en nuestro país, ya que su negocio de exportación es inviable y enviará sus casi 400 operarios al Seguro por Desempleo.
Nuestros socios del Mercosur, cuyas economías multiplican a la uruguaya, son clara muestra de las asimetrías existentes en el bloque y de cuan susceptibles somos a disposiciones como las que ahora preocupan al presidente y al ministro de Economía, Fernando Lorenzo, cuando las decisiones unilaterales y bilaterales de este tipo han sido la constante en el Mercosur.
Lorenzo dijo en las últimas horas en el Parlamento que una reacción contra los países del Mercosur u otros socios comerciales no sería “la respuesta más adecuada ante medidas proteccionistas de socios comerciales más importantes”, y por cierto que no le ha errado, porque en nuestra pequeñez siempre fuimos tan solo una piedra en el zapato de estos grandes.
Lorenzo consideró que responder con otra medida proteccionista “sería responder con más daño para nosotros y ese no es el camino más idóneo; estaríamos infligiéndonos un doble castigo”.
Igualmente, hasta ahora nuestras “medidas” son las de pegarnos a Brasil, tratando de no perder competitividad con nuestro principal comprador, al que le vendemos casi el 30 por ciento de lo que exportamos, y es así que el dólar en la plaza uruguaya ha seguido el ascenso de la divisa en el mercado brasileño, cosa de mantener la competitividad relativa, pero si a la devaluación sucesiva del real nuestros vecinos le agregan el proteccionismo, ahí sí ya estamos en problemas mayores, cuando además lo mismo ocurre del lado de Argentina.
A la vez, seguimos perdiendo competitividad respecto a la extrarregión, lo que indica que estamos en peligro de que las vacas gordas del comercio exterior empiecen a enflaquecer y confirmen el descenso del crecimiento que tuvimos en el segundo semestre del año.
En este entuerto hay culpas propias y ajenas, y lo más que podemos hacer ante los demás es formular planteos a través de un Mercosur que nos da pocas esperanzas en cuanto a la eficacia de las respuestas. Pero hacia lo interno, hace rato que ha llegado la hora de poner las barbas en remojo.
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