Opinion | 26 Sep El presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, Rodolfo Silveira, reveló un dato por demás positivo: Uruguay pasó de gastar 40 millones de dólares anuales en políticas científico-tecnológicas en 2004 a 143 millones de dólares en 2010. Es decir que se cuadruplicó su inversión en ciencia, tecnología e innovación. Hasta el momento, 262 empresas recibieron subsidios para proyectos innovadores.
Según informó radio 180, en el lanzamiento del Foro de Innovación de las Américas 2011, que se desarrollará en noviembre, Silveira destacó que esto significa un aumento del 400%. “Esto implica que hay una fuerte voluntad en el gobierno en tener este tipo de políticas que están destinadas a los uruguayos. Es una apuesta al futuro y en lo que hace a proyectos concretos, unas 262 empresas han recibido dinero para subsidio de sus proyectos innovadores. Tenemos algunos de ellos muy exitosos y muchos que no han alcanzado el éxito, pero eso no significa que fracasan, si no que han tenido lecciones aprendidas de lo que es ser innovador”, dijo.
Para Silveira, por ser un país pequeño, Uruguay puede ser modelo para ensayar proyectos de innovación que en otros lugares no se pueden hacer, y citó como ejemplo la concreción de un Sistema Nacional Integrado de Salud, que incluye prácticamente al 100% de la población. Aseguró que en países del primer mundo como Estados Unidos no se podría llevar a cabo por tener una población mucho mayor. Puso como ejemplo también el Plan Ceibal para Primaria y Secundaria.
El país debe continuar su camino hacia una sociedad del conocimiento, basada en la innovación científica y la tecnología, y por ello son necesarias las políticas públicas que promuevan y prioricen las estrategias para generar mayor riqueza, bienestar, prosperidad y desarrollo. Resulta fundamental brindar fondos para esta área pues la clave para el crecimiento económico sostenido es la inversión en ciencia, tecnología e innovación. La ciencia y tecnología que producen innovación, son la primera fuerza productiva y la raíz de la competitividad de las empresas y países. Por lo que no estamos hablando de un gasto en políticas científico-tecnológicas sino en una inversión con miras al futuro.