Opinion | 29 Sep Entre el 3 y 7 de octubre se realizará en Montevideo y varios lugares del Interior la iniciativa “Un trato por el buen trato”, una campaña de vacunación simbólica en la que participan niños y jóvenes. Cada año escolares y liceales, así como jóvenes integrantes de distintas organizaciones intercambian opiniones sobre los cuatro pilares de la campaña: escuchar, creer, proteger y denunciar. A través del tiempo, esta propuesta se ha basado en dos componentes fundamentales, capacitación y sensibilización pública.
Cuestiones prácticas como qué situaciones son consideradas como maltrato o buen trato, así como otros temas referidos a las relaciones humanas y los vínculos entre las generaciones requieren ser habladas a la interna de las familias y los centros de estudio como forma de que ya desde la infancia los niños puedan identificarlas y saber que tienen derecho a un buen trato.
La cara visible de esta campaña es, desde su inicio, la denominada “dosis antipegánica”: un caramelo. En ediciones anteriores también se han entregado adhesivos y “certificados de vacunación” que explican algunas de las acciones que implican la cultura del buen trato.
Con esta sencilla acción de compartir un caramelo y hablar contra el maltrato y a favor del buen trato, los participantes pueden ver claramente que el mal trato no soluciona los problemas, sino que generalmente los agrava.
El problema consiste en que a veces las personas se acostumbran al maltrato y dejan de verlo como realmente es: algo que hay que erradicar de la sociedad.
En una sociedad en la que continúan muriendo personas por violencia doméstica, en la que desde su primera infancia los niños se crían en el dañino círculo del maltrato y la violencia, el abuso físico y psicológico, la vacunación contra el maltrato es una bocanada de aire fresco y un aporte a la reflexión.
Entonces, sería bueno que no sólo desde las instituciones educativas sino también las organizaciones sociales, clubes deportivos o comisiones de barrios pudieran, en el próximo octubre, instrumentar estas jornadas de vacunación. De hacerlo, estaríamos contribuyendo a poner la cuestión del maltrato en la agenda pública.