Paysandú, Domingo 02 de Octubre de 2011
Nacionales | 27 Sep Una delegación del gobierno se reunirá hoy con autoridades brasileñas para pedir que Uruguay sea excluido de un aumento del 30% en el arancel a vehículos importados anunciado por Brasil hace 15 días y que ya provocó la paralización de la planta Effa.
La misión encabezada por el subsecretario del Ministerio de Economía, Luis Porto, partió anoche a Brasil. “El tema se centra en tener un trato similar (para) Uruguay que el que tienen las empresas en Brasil, que estemos comprendidos dentro de un mismo marco”, indicó el ministro de Industria y Energía, Roberto Kreimerman. Destacó la “rapidísima respuesta de la presidenta Dilma” Rousseff, quien se comunicó el viernes con el mandatario José Mujica para fijar el encuentro entre las delegaciones.
El aumento del arancel brasileño --que ya provocó el cierre temporal de la planta de armado Effa en San José-- se aplica a los importadores brasileños que no tengan actividad industrial en Brasil. “La expectativa es que Brasil comprenderá la gigantesca asimetría que existe entre una realidad y otra y seguramente encontrará la forma de reafirmar que en su camino al desarrollo está en condiciones de respetar las asimetrías de los países más pequeños y encontrar fórmulas de entendimiento para no sacrificar nuestro propio proceso industrial”, destacó el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Roberto Conde.
Conde reafirmó “en forma definitiva y categórica” el compromiso del país con el Mercosur, luego de que el propio Mujica criticara duramente el viernes las medidas “proteccionistas” adoptadas por los socios mayores del bloque, a las cuales consideró un “error político”, y señalara que tienden a “desvirtuar en los hechos el papel de la integración”. “Lo que nos va a poner a salvaguarda de estos sacudones de políticas comerciales tanto en Brasil como Argentina es incrementar el proceso de inversión industrial de los brasileños y los argentinos en Uruguay, trabajamos para eso”, añadió.
Recordó que el actual acuerdo automotor entre los dos países tiene pactado un techo de 20.000 unidades anuales que Uruguay todavía no ha alcanzado a cubrir. “Esto no llega ni siquiera a rozar el gigantesco volumen de la industria automotriz brasileña, que está cercano a los cuatro millones de unidades por año. Por lo que se hace evidente (es) que la industria automotriz uruguaya ni perfora ni obstaculiza el desarrollo de Brasil”, afirmó.
Los exportadores uruguayos, en tanto, han manifestado su preocupación por las medidas implementadas en los últimos meses por los países vecinos, como el plan de sustitución de importaciones de Argentina y el “Plan Mayor” de protección de la industria local de Brasil. En ese sentido, Kreimerman indicó que el gobierno analizará la política general brasileña. “Vamos a tratar de trabajar en qué significa todo el Plan Mayor y en qué parte la política uruguaya tiene que adaptarse a esta nueva situación, no regional sino mundial”, explicó.
Por otra parte, el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, dijo que el objetivo de la reunión con Brasil es dar certezas de que los acuerdos por el Mercosur están vigentes. “Cuando enfrentamos una dificultad que perjudica a los empresarios y trabajadores uruguayos, intentamos la negociación para que las medidas no nos afecten, para cumplir con un objetivo, que las medidas no se apliquen y que se cumplan los compromisos asumidos”, afirmó. Lorenzo, quien participó del seminario del BID para promover en Uruguay su Estrategia Sectorial de Integración global y Regional, dijo que cuando en nuestro país se realizan proyectos de inversión para exportar, cada una de las iniciativas tiene como horizonte aquellos lugares del mundo donde se puede colocar la producción. Si hubiera prácticas proteccionistas o medidas restrictivas aplicadas por uno de los mercados relevantes a los cuales se puede exportar, eso sería un perjuicio evidente, tanto para quien ya invirtió como también una señal relevante para quienes piensan invertir.
También habló del acceso a los mercados: “Con condiciones fluidas, las inversiones se localizan en países donde ofrecen mejores condiciones, pero cuando se pueden obstruir y funcionan de manera imperfecta, el inversor no solo decide qué producir, también en dónde le conviene focalizar. Con toda seguridad, penalizaría localizaciones en lugares donde hubiera riesgos para vender a otros países”.
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