Opinion | 30 Sep Como es de público conocimiento, una camioneta y una moto de la Dirección de Tránsito de la Intendencia de Paysandú, protagonizaron sendos accidentes a menos de doscientos metros de distancia, en el centro de la ciudad. En ambos casos los vehículos desestimaron la preferencia que otorga el semáforo y pretendieron cruzar cuando por su senda de circulación la señal estaba en rojo.
Circulaban con sus señales audibles y visuales encendidas, pero eso no les otorgaba preferencia. De hecho, no se reconoce a los móviles de Tránsito como de emergencia, pero ni siquiera éstos (policía, ambulancias, bomberos) pueden cruzar en rojo sin esperar que no haya tránsito por la vía opuesta (o los conductores les otorguen preferencia) y tampoco en aquellas esquinas con señales de “Pare” y “Ceda el Paso”. Las señales audibles y visuales sirven para avisar a los demás conductores y para que éstos den preferencia de paso, tal y como marca la Ley de Tránsito y Seguridad Vial, pero no les da carta blanca ni para excesos de velocidad ni cruces sin tomar las precauciones. La razón es simple, contundente y lógica: si se va a atender una emergencia lo primero que debe hacerse es evitar otra.
Esto no fue tomado en cuenta por estos inspectores de Tránsito, que transgredieron la ordenanza , lo que desembocó en accidentes que felizmente no ocasionaron heridas graves a los protagonistas, pero que sí levantan quejas populares y a su vez provocaron daños materiales. El mayor daño, empero, es contra la credibilidad en el cuerpo inspectivo todo, porque la opinión pública tiende a generalizar.
Mas no debe desconocerse que la Dirección de Tránsito, en muchos casos apoyada por la Jefatura de Policía, viene desarrollando una tarea seria y criteriosa en procura de ordenar la circulación y que los operativos han resultado exitosos. Estos accidentes provocados por la imprudencia de un par de funcionarios no deben empañar una tarea que se aprecia como bien encaminada. No obstante, esta circunstancia, esta “debilidad”, puede ser aplicada y utilizada como “fortaleza” en la medida que la administración departamental actúe con rigor y celeridad, investigando el caso y tomando las medidas que correspondan. Y finalmente, estos hechos desgraciados deben servir como advertencia a todo el cuerpo de inspectores y por extensión a conductores de móviles policiales, de emergencia médica y Bomberos.