Paysandú, Jueves 06 de Octubre de 2011
Opinion | 05 Oct De acuerdo a lo anunciado por el presidente José Mujica en Consejo de Ministros el lunes, el mandatario habrá de convocar a una reunión especial en los próximos días, con el objetivo de analizar en profundidad las turbulencias en las economías mundiales y las consecuencias que ellas pueden tener en Uruguay, así como las medidas que el país puede preparar para contenerlas.
Las expresiones de Mujica siguieron a las manifestaciones del titular de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, quien presentó un extenso informe sobre la caída de los precios de granos en los mercados a futuro de Chicago, de soja, maíz y trigo. “Sin generar alarma, el ministro de Ganadería ofreció al Consejo de Ministros un informe sobre la baja en los precios que se ha registrado en algunos commodities”, relató el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, quien aclaró, sin embargo, que con la caída de precios los productos no dejan de ser competitivos y que sigue con preocupación y atención cómo evolucionan en los mercados los principales productos exportados por el país.
Entre estos datos figuran elementos nada despreciables, como el hecho de que el precio de la soja --el segundo producto más exportado desde Uruguay, luego de la carne bovina-- acumula en el mes una caída de 19%, el trigo de 18% y el maíz de 22%.
Respecto a esta situación, los analistas internacionales hablan de los primeros impactos de la crisis y atribuyen la responsabilidad de las caídas al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), que la semana pasada informó de sobre stocks de trigo y maíz mayores a los esperados, lo que generó que los mercados ajustaran rápidamente los precios.
Pero estamos en un mundo globalizado, en el que además países pequeños como Uruguay poco y nada pueden influir –directamente nada, en realidad— en los mercados, y ya hace una semana, también en la reunión de gabinete, el presidente había dicho que la “oleada” de la crisis llegó a América Latina y puede afectar a Uruguay. En un mensaje publicado en el sitio de Presidencia, Mujica aseguró que las medidas proteccionistas de la industria de países vecinos como Brasil responden en buena parte a los efectos de la crisis mundial.
Ocurre que los mercados de granos se mueven hoy ante la incertidumbre de la situación europea y siguen las indefiniciones en el mundo, por lo que no estamos ante algo más o menos definitivo ni nada que se parezca, con el ingrediente adicional de la caída de los precios de los commodities en Chicago. Además, a la depresión de hoy en los precios puede seguir un nuevo rebote mañana, y en el caso de los granos es algo que los analistas esperan.
Tampoco debe perderse de vista en este contexto de incertidumbre, la situación en Paraguay con la aftosa, detectada el 17 de setiembre por el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) de ese país. Ello provocó que Uruguay extreme sus medidas de control en los pasos de frontera, para evitar un canal de contagio al ganado uruguayo, libre de aftosa con vacunación desde 2002, por una crisis en la cual el país perdió centenares de millones de dólares.
A estos elementos de juicio debemos agregar que un informe del Instituto Uruguay Siglo XXI conocido en las últimas horas advierte que el riesgo mayor de la crisis internacional es la situación planteada en Europa por ser destino de la mitad de nuestras exportaciones de carne, mientras sería más leve un eventual impacto desde Estados Unidos.
A la vez, un artículo de The Economist indica que América Latina “no sería inmune frente a una crisis originada en Europa o Estados Unidos, que siguen siendo destino importante para las exportaciones, además de una importante fuente de inversión, remesas y turismo”.
No hace falta ser un experto en economía internacional para inferir que nada de lo que ocurra en la convulsionada Europa y Estados Unidos nos es ajeno, y que la vulnerabilidad de Uruguay se potencia por nuestra pequeñez y lo reducido de nuestro mercado interno, como neto tomador de precios y de situaciones.
Es compartible por lo tanto la decisión del presidente José Mujica de convocar a sus ministros para una próxima reunión, a efectos de evaluar el panorama y como nos puede rozar, pero debemos tener presente que no estamos ante un escenario nuevo, que haya irrumpido de un momento para otro, sino que estos avatares vienen sucediéndose desde hace ya varios meses, sobre lo que tuvimos un alerta en la crisis financiera internacional de 2008 y que fue desestimado por el gobierno.
Lamentablemente, lejos de adoptarse medidas con tiempo para contener el gasto público desenfrenado, de forma de no tener el déficit fiscal que tenemos hoy, pese a que ha aumentado notablemente la recaudación el presupuesto quinquenal ha comprometido aún mayores gastos, y por lo tanto no hay flexibilidad fiscal posible para fortalecer a la industria local o a los exportadores que puedan verse afectados por la crisis.
Aún nos queda la esperanza que los temblores recientes en los precios de los commodities no sean más que un momento de incertidumbre, y que Brasil y Argentina, destinatarios únicos de todo lo que no sea productos primarios –porque la industria nacional hace ya tiempo que no puede competir en otros mercados--, no se les ocurra hacer nada que nos deje afuera del negocio regional, ya sea por adoptar medidas proteccionistas o cualquier otra más drástica. Ojalá que los expertos que hasta hace algunos días aseguraban que todo eso nunca pasaría, estén en lo cierto.
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