Paysandú, Viernes 07 de Octubre de 2011

¡Que siga la música!

Opinion | 02 Oct El domingo anterior sugerimos encarar actividades de turismo temático –en este caso sobre la rica historia musical de Paysandú--, opción que, entendemos, ofrece muchas posibilidades en distintos aspectos.
Para “redondear” la alternativa, tras haber mencionado la relevancia que sin duda alguna tienen los sanduceros Alfredo Eusebio Gobbi y Enrique Saborido en la historia universal del tango, corresponde establecer otros nombres que deberían estar presentes en una propuesta turística musical. Y, para mantener las cosas dentro de la música típica, recordemos la vigencia de Alfredo Julio Floro Gobbi, un destacado músico rioplatense “sanducero” a causa del cariño que su padre, Alfredo Eusebio, sentía por Paysandú. En efecto, Alfredo Julio Floro nació en París cuando sus padres se encontraban en esa ciudad grabando música rioplatense enviados por una empresa porteña. En 1912, a los pocos días de nacer el niño, Gobbi concurre al Consulado Uruguayo inscribiendo al pequeño como nacido en París, en la calle Faubourg Denis 55, pero registrando que era “oriundo de Paysandú, Uruguay”.
Tiempo después, acompañando a sus padres visitó en varias oportunidades la capital sanducera y se afirma que profesaba por ella un cariño similar al que sentía su progenitor.
Gobbi Rodríguez tuvo una destacada presencia en el mundo artístico del Río de la Plata. Músico, violinista, pianista, director, compositor, arreglador. Según sostiene Horacio Ferrer fue “Creador y cultor de un estilo de fundamental trascendencia entre las mayores expresiones instrumentales de su género, cuya concepción y promoción compartió originariamente con Osvaldo Pugliese, Elvino Vardaro y Aníbal Troilo a quienes lo unió, en lo substancial, una idéntica manera de sentir y de expresar el tango. Fue una especie de místico porteño. Y bajo esa suerte de perspectiva religiosa con que vivió la ciudad y cruzó su noche, su música, en la muy rica diversidad de facetas que concurrieron a perfilarla, cobró la peculiaridad que la hizo inconfundible”.
Para no extendernos, digamos solamente que Eduardo Rovira le dedicó su tango “El engobbiado”, Aníbal Troilo otro titulado “Milonguero triste” y Astor Piazzolla su “Retrato de Alfredo Gobbi”.
Y para ‘redondear’ una jornada tanguera no podemos omitir a Carlos Gardel que –no, no nació en Paysandú-- estuvo aquí varias veces reuniéndose con su primo Juan Escayola (Juan Torora) de quién grabó el estilo “Mi tirador plateado”, bajo su firma o declarando categóricamente: “Soy oriental, nacido en Tacuarembó”.
En suma, sobran los elementos para respaldar actividades turísticas en este rubro y existen coleccionistas y admiradores sanduceros que pueden aportar todo tipo de material para apoyar un emprendimiento sobre el tema.
Pero la música sanducera con difusión mundial no termina en el tango. Resulta casi innecesario por su cercanía en el tiempo recordar la enorme proyección que alcanzó la obra de Aníbal Sampayo como compositor e intérprete. Bien podemos decir a los visitantes “vea, ese es el ‘Cielo azul que viaja’”, o “aquí estaba siempre ‘Tino, pastor de de mi río’” o que es un trozo de tierra sanducera “Allá en Purificación/ se labró este documento, /de tierras un reglamento /por orden del Protector”.
Procurando simplificar el planteo repasemos solamente una opción más de turismo promovido por la música en Paysandú.
“Ahí viene la Plaga,/ le gusta bailar/ y cuando está rocanroleando/ es la reina del lugar”; seguramente muchos sanduceros aún tendrán en su memoria esta canción porque, como lo hemos indicado ya, dentro de ocho días se cumplirán cincuenta años de la primera presentación formal de Los Blue Kings en el Teatro Florencio Sánchez. Jóvenes sanduceros que cambiaría su nombre por Los Iracundos, para con el correr del tiempo transformarse en el conjunto musical uruguayo más famoso en todo el mundo, como lo prueba la existencia de más de cuarenta conjuntos con ese nombre tocando en toda América, así y la permanente presencia de visitantes interesados en conocer el lugar donde naciera Eduardo Franco y Los Iracundos.
Está muy claro que el aspecto musical aparece como perfectamente accesible para crear una corriente temática hacia Paysandú, al punto que dicha opción debería ser estudiada en profundidad en los ámbitos vinculados a la industria turística, que incluso podría promover paquetes de excursiones específicas desde Buenos Aires o Montevideo en ómnibus, o ahora que vuelve a renacer, incluso en tren.


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