Paysandú, Viernes 07 de Octubre de 2011
Opinion | 03 Oct En las últimas horas la Estación Experimental de Agronomía “Dr. Mario A. Cassinoni” vivió una jornada de fiesta al inaugurarse las obras del edificio para el denominado Laboratorio Agroalimentario y Agroindustrial Litoral Norte, por el que se abre una lógica expectativa ante la trascendencia del hecho que, de acuerdo a los anuncios de las autoridades universitarias, en estas dependencias se dictará desde 2012 la carrera de Químico Agrícola y Ambiental, involucrando una inversión de unos dos millones de dólares.
Esta incorporación reviste gran trascendencia desde que implica una senda abierta para una descentralización y actualización por lo menos en forma parcial de una educación terciaria que ha estado desde siempre concentrada en la capital, con algunas excepciones que se han dado a lo largo de las últimas décadas. Como punto de apoyo para estos cursos a desarrollarse en el área de la Estación Experimental cercana a la capital sanducera, se vuelca casi un millón trescientos mil dólares en equipamiento tecnológico y unos 600.000 dólares en obras edilicias, con una superficie de unos trescientos metros cuadrados para hacer realidad una infraestructura que se centrará en la actividad de investigación que desarrollarán grupos académicos, al servicio de empresas agroindustriales y productores agrícolas del norte del país, con asesoramiento directo.
Además de la investigación que se desarrolle bajo la dirección de un grupo de docentes, la gran expectativa es la de promover un polo de desarrollo en la Regional Norte de la Universidad, lo que por cierto es positivo dado las características de nuestra enseñanza universitaria y los pasos hasta ahora muy limitados que se han dado en materia de descentralización.
Pero a medida que se vayan sumando excepciones se consagrarán avances, por añadidura, y en este sentido el proyecto va un paso más allá y apunta a ser un paso fundamental en aras del desarrollo, de la actitud descentralizadora que debe reafirmarse dando protagonismo a las sedes del Interior. Es de destacarse además que se instale en el ámbito de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni”, que es realmente abanderada de la investigación en apoyo a la producción agropecuaria, y además apunta a una necesidad imperiosa, como es la incorporación de conocimiento aplicado en áreas que son estratégicas para un país de base esencialmente agropecuaria. Es que precisamente se requiere investigación, tecnología y sobre todo capacitación para atender la demanda de técnicos por agroindustrias que no cuentan con suficiente personal preparado para mejorar su desenvolvimiento, y a través de la incorporación de nuevas carreras universitarias puede comenzar a revertirse el clásico molde de nuestra formación terciaria, adaptándola a las necesidades del esquema productivo.
Una buena señal la tuvimos por ejemplo a principios de este año, cuando la tradicional bienvenida a los estudiantes de la Facultad de Agronomía estuvo signada por la presencia de las autoridades de esta dependencia de la Universidad de la República y del propio Poder Ejecutivo en el área comprendida por esta disciplina, que es reflejo del buen momento que está atravesando el agro nacional y por ende de la importancia de formar profesionales para atenderla.
La inscripción a la carrera de Agronomía de la Universidad de la República ha tenido este año niveles récord, lo que se atribuye a la alta demanda de profesionales que se está dando desde la actividad privada en las respectivas áreas que han adquirido especial dinámica ante la alta demanda en los mercados mundiales, como es el caso de la agricultura y la explotación forestal, y también de las profesiones vinculadas a la pecuaria. Para esta realidad, más allá de las coyunturas y avatares, indudablemente es fundamental contar con el aporte profesional en la orientación de los productores y un marco jurídico adecuado, que debe respetarse a rajatabla, en un país cuya riqueza proviene del agro y debe promoverse incansablemente la racionalización en el uso de los recursos, así como la optimización de las explotaciones y la búsqueda de una rentabilidad razonable sin agotar los recursos naturales.
Es positivo que la respuesta del estudiantado esté a tono con este desafío, que no es solo importante para su vida profesional, para su futuro, sino para el país, desde que es impensable concebir que la apuesta productiva basada en el agro pueda tener un desarrollo significativo si no se hace sobre la base de apoyo técnico e infraestructura que permita potenciar el recurso y a la vez apuntar a una mejor competitividad que nos facilite el acceso a los mercados internacionales.
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