OPINIONES

Locales | 09 Oct El 23 de setiembre ha tenido para Paysandú una connotación muy especial. El aniversario de la muerte de Artigas, nos ha convocado al recuerdo y al homenaje. El “Encuentro con el Patriarca”, “Paysandú: Capital del Artiguismo”, “Semana del Ideario Artiguista”, han sido expresiones de ese espíritu a través de las distintas administraciones municipales. La actual no ha estado ausente y ha sido consecuente con esa trayectoria.
Sin embargo nos llamó la atención, que este 23 de setiembre, solo en la plaza que lleva su nombre flameó la bandera de Artigas. En ningún edificio público perteneciente al Gobierno Nacional o al Departamental, vimos la bandera de los tres colores.
Si bien no se trata de un feriado nacional, se debería haber tenido en cuenta que estamos celebrando el año del Bi-Centenario, en que el Prócer se adhiere a la Revolución y comienza la gesta que lo llevaría en 1815 a fundar Purificación, nada menos que en nuestro suelo. Tampoco se izaron en el Obelisco, las diferentes banderas artiguistas tal como esta misma Administración la ha hecho en otras oportunidades.
Pero no es lo único. La Plaza Constitución fue engalanada con los colores de la enseña nacional, lo que no está mal si hubiera sido acompañada de los colores azul, rojo y blanco de las banderas artiguistas.
De lo contrario se presta a una confusión en cuanto a la interpretación de nuestra historia, pues la Bandera nacional, se crea por decretos de 1828 y 1830, cuando Artigas ya estaba en Paraguay y su proyecto se había frustrado ante la invasión portuguesa tolerada por el centralismo porteño. El símbolo del Bi-Centenario, al cual deberíamos apelar, logra en su diseño una muy buena síntesis de lo que somos: las franjas blancas y azules se continúan en una cinta que culmina en azules, rojos y blancos.
Recordemos que en el escudo que Artigas creó en Purificación, en ambos flancos aparece la bandera con franja diagonal que hoy conocemos como Bandera de Artigas. Que también la vemos flamear en el territorio de Entre Ríos, adoptada como la bandera oficial de esa provincia hermana que integró aquella Liga Federal, fundada por nuestro héroe.
El color blanco fue “signo de la distinción de nuestra grandeza”, el azul simbolizó “nuestra decisión por la República” y el color rojo “la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia”. Tal fue el significado simbólico y profundo que el propio Jefe de los Orientales dio a los colores de su elección en 1815, y es lo único que mantenemos hoy de los símbolos de la Patria Vieja.
Este mes de octubre se cumplen 200 años que luego de la primera defensa de Paysandú donde cayeron Francisco Bicudo y la valerosa China María; transcurridos 40 días, la plaza fue recuperada por una división al mando de Baltasar Ojeda, que era uno de los hombres de Artigas. Fue acompañado por 28 Charrúas al mando del caciquillo Manuel Artigas, que según la tesis de Carlos Maggi, era un hijo biológico del Prócer con mujer charrúa. Estos hechos ocurrían en el mismo momento en que se iniciaba el Éxodo del Pueblo Oriental.
Tendremos pues, el próximo mes esa conmemoración, que realizará conjuntamente el Gobierno Nacional con el Departamental, que para los sanduceros tiene esos dos componentes y donde nuestra ciudad y sus espacios públicos tendrán que estar engalanados con los colores que conforman el símbolo del Bi-Centenario que comentamos.
Arq. Rubens Stagno Oberti

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Queríamos felicitarlo, Sr. Intendente, por preocuparse de construir viviendas para la gente que no las tiene. Pero nos preguntamos, ¿por qué hacerlo en el fondo de nuestras derruidas casas, que nuestros padreS con mucho sacrificio pagaron como buenas? Decimos “nuestro fondo” porque eso es el “campito” para nosotros, ya que en nuestros hogares no hay casi patios para poder jugar. La “canchita” es el lugar en el que somos más felices, nos divertimos, remontamos nuestras cometas, jugamos a “pelotazo” limpio sin preocuparnos de romper algún vidrio o pegarle con la pelota a los mayores; brincamos con nuestras mascotas, ya que hasta los perros saben que ahí es el punto de encuentro.
Para jugar en nuestro campito no tenemos que hacer trámites, no tenemos horarios, jugamos, jugamos, jugamos... sin molestar a nadie, y mamá y papá están tranquilos porque es solo mirar por la ventana y ver que estamos ahí divirtiéndonos sanamente. Sr. Bertil, usted alguna vez también fue niño, póngase una mano en el corazón y piense... ¿recuerda ahora? ¡Jugar en el campito es lo más grande que hay!, y cuando llueve en verano jugar al fútbol en el barro, no te digo nada. Por favor, no nos deje sin una parte de nuestra infancia, ¡por favor! Quien nunca jugó en un campito, nunca fue un niño feliz.
Gracias. Los niños de “La Mostaza”- Barrio IC 16

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Habla un jubilado
De acuerdo con lo publicado en este prestigioso diario el pasado 30 de setiembre, página 2, el BROU ganaría al finalizar este año, 225 millones de dólares, y dice además que el “Crédito Social” fue el que más creció. En el período de enero a agosto del corriente año aumentó de U$S 1.323 millones a U$S 1.565 millones, lo que fue la incidencia mayor en el resultado global del Banco (18,2%). Ante todo lo expuesto me pregunto por qué nos siguen “acalambrando” en los préstamos sociales con un interés del 32%, siendo que dichos préstamos son insuficientes por las personas con menos poder adquisitivo. ¿No es que el gobierno -se supone- estaría para defender a los más humildes? ¿O tal vez sea para bancar los sueldones de los políticos?
Al fin veo que los políticos lo único que hacen es rascar para adentro, el único que queda que se rasca para afuera es el perro, y si no es así que alguien diga lo contrario, ¿o no es así? C.I. 3.661.596-4

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¡Alerta, viajeros!
Quiero poner sobre aviso a quienes tengan la dicha de viajar a conocer las Cataratas de Iguazú y visitar las ruinas de las Misiones Jesuíticas de San Ignacio, por lo que me sucedió. Muy contento compré un DVD al salir de las ruinas, con el paseo guiado e imágenes titulado “Las reducciones jesuíticas de San Ignacio Mini”; ya que la señora guía lo recomendó. Mi sorpresa fue al encontrar vacío el estuche cuando lo abrí aquí en Paysandú. Por lo tanto advierto a quienes piensen viajar a ese lugar, para que no les suceda lo mismo. Desilusionado

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Me atrevo a pedir el favor de una pequeña publicación porque siempre he sido agradecido en mi vida y sé que el director de EL TELEGRAFO atiende muy bien a los lectores de su diario. Aparte del reconocimiento que la institución haya hecho llegar personalmente al edil Rubens Francolino, por su gestión exitosa ante el Municipio para rescatar la hélice de la vieja sede flotante del Club de Pescadores, que hoy ya fue instalada a la entrada de la sede actual del Club, yo quisiera hacer público mi agradecimiento al citado edil y a la Intendencia de Paysandú.
Esto lo quiero hacer desde mi condición de viejo allegado al Pescadores, aunque no lo frecuente ahora tanto como quisiera por mis propias razones de edad, pero lo hago con una satisfacción muy íntima porque fui yo, sin descartar que otro también lo haya hecho y eso no importa, quien le sugirió a Francolino, a quien siempre estimé y lo vi preocupado por las cosas de Paysandú, la idea de rescatar tan valioso recuerdo que estaba enterrado en medio del barro y la arena en la costa del río.
Esa inmensa hélice era el único resto que quedaba de aquella histórica embarcación que había sido despojada de todo por los vándalos, después de haber sido ocupada durante años y antes de llevarse todo. No lo habían hecho con la hélice, porque no podían ni tenían herramientas para cortarla y tampoco los medios para transportarla.
Estoy muy contento por su recuperación, porque me traen muchos hermosos recuerdos vividos en aquella sede flotante, al igual que memorables excursiones que se realizaban en el otro barco que era el “Favorita Isola”.
Repito que estoy muy agradecido, a pesar que tal vez su ubicación hubiese quedado más visible y destacada, montada en una mayor altura, siempre al frente del Club pero en uno de los canteros de la avenida al balneario, rodeado de matas florales. Solo quiero decir más a la vista de los que pasan en una zona muy frecuentada por los vecinos y visitantes de Paysandú. Tal vez esta sea otra idea para una obra a construir en el futuro o cuando se pueda echar mano a un enjardinado de los canteros que rodean al Obelisco.
Un viejo socio del Club de Pescadores