Opinion | 12 Oct Las sociedades, a medida que evolucionan, impulsan concepciones diferentes de la historia. Quizás el más claro ejemplo sera el 12 de Octubre, en que en América toda se detienen las actividades habituales para conmemorar el Día de la Raza, o el momento en que el poder hispano llegó a estas tierras, con la expedición de Cristobal Colón.
Durante décadas se celebraba esta fecha como el momento en que la civilización había llegado al continente, con su religión, su sistema militar, su estilo comunitario. Durante muchos años, la llegada de los conquistadores fue saludada como el comienzo de la era civilizada. Más que conquistadores, eran visto como libertadores. No obstante, en los últimos años esas ideas fueron contrastadas por grupos de opinión que recuerdan a los habitantes originarios de estas tierras, los mal llamados indios, pues en verdad este nombre parte del erróneo concepto de los conquistadores de que habían llegado a las Indias.
No quedan dudas de que la conquista de las tierras americanas implicó matanza, dolor y opresión a los pueblos originarios, que se vieron sorprendidos y superados por la “tecnología de la muerte” que traían los europeos. Peor todavía, los pueblos originarios pasaron a ser oprimidos, a un trabajo esclavo en beneficio de los conquistadores que llegaron en busca de especias y se encontraron con una riqueza no soñada y una fuerza laboral impensada.
Por tanto, quienes reivindican al habitante originario lo hacen legítimamente. Injustamente fueron oprimidos, conquistados y en algunos casos casi exterminados, como ocurrió con los aborígenes de nuestro suelo. Ahora bien, eso no implica desconocer la historia posterior en la medida que sin dudas se estableció un “nuevo mundo”, con las sucesivas oleadas inmigratorias europeas, que llegaron a estas tierras en busca de un lugar para vivir dignamente.
Cinco siglos después, la situación es dispar en el continente. En algunos países hay todavía una fuerte presencia indígena; en otros casi no existe. En el caso de Uruguay, aunque hay un pequeño porcentaje de descendientes de indígenas, la desconexión con su cultura es evidente, porque también descienden de europeos.
Las razas se fueron mezclando y mucho antes que defender la conquista europea o pedir justicia por la opresión a los indígenas, el tiempo pasado solo nos deja la posibilidad de celebrar la diversidad, porque enriquecidos emergimos con las sucesivas mezclas entre aborígenes, europeos y negros. Eso es el 12 de octubre hoy.