Deportes | 12 Oct Paraguay 1 Uruguay 1
Escenario: Estadio Defensores del Chaco (Asunción). Arbitros: Wilson Seneme, Roberto Braatz y Altemir Hausmann (brasileños).
Paraguay: Diego Barreto, Carlos Bonet, Darío Verón, Paulo Da Silva, Richard Ortiz, Edgar Barreto, Víctor Cáceres (77’ Roque Santa Cruz), Cristian Riveros, Marcelo Estigarribia, Nelson Haedo Valdez y Oscar Cardozo (68’ Luis Caballero). DT: Francisco Arce.
Uruguay: Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, Diego Lugano, Diego Godín, Martín Cáceres, Edinson Cavani, Diego Pérez (58’ Sebastián Eguren), Egidio Arévalo Ríos, Alvaro Pereira (65’ Alvaro González), Luis Suárez y Diego Forlán (83’ Cristian Rodríguez). DT: Oscar Tabárez. Goles: 68’ Diego Forlán, 90’ Richard Ortiz. Amonestados: Oscar Cardozo (P); Diego Godín, Maximiliano Pereira, Diego Lugano.

Lo tuvo ahí. Cerca. Más cerca que nunca. Uruguay, que quedó como único líder de las eliminatorias, saboreaba su primera victoria ante Paraguay como visitante en la historia de las eliminatorias, cortaba una racha negativa de muchos años y se mantenía en la cima de este largo camino al Mundial 2014. Pero el partido, válido por la segunda fecha de las eliminatorias, no estaba terminado.
Cuando faltaban segundos, tan solo instantes para que el pitazo final del brasileño Wilson Seneme diera por concluido el pleito, Paraguay arañó un punto, empató en forma agónica y evitó que todo un estadio se le cayera encima.
Uruguay tuvo todo para ganar. Por primera vez llegó a Asunción con antecedentes alentadores, con una selección que tiene en claro lo que debe plantear ante el rival que tiene enfrente. Y así fue como durante los primeros 20 minutos del partido controló y dominó un trámite entrecortado, mostrándose mejor que los guaraníes.
Luego Paraguay intentó reaccionar, luchó a brazo partido, pero sin poder crear peligro. Y, como contrapartida, Uruguay quiso marcar la diferencia con algunos remates. Los guaraníes, poco a poco, fueron intentando encontrar espacios al punto que sobre los 29’ generarían su primera gran ocasión de gol, pero Cardozo no pudo encontrarse con la pelota.
Los celestes retomarían luego el dominio del balón, llegarían incluso de contragolpe, pero el primer tiempo se cerró sin goles, con un empate que, en definitiva, no era mal resultado. Tabárez debió comenzar a cambiar piezas. Primero, porque Pérez se retiró con una dolencia muscular a poco de comenzado el segundo tiempo. Segundo, porque el rival salió decidido a tomar el control del partido y ganaba en la mitad de la cancha, pudiendo incluso ganar las espaldas de la defensa celeste, como sucedió cuando Barreto se perdió una chance increíble.
Era necesario para Uruguay recomponer la mitad de la cancha, y el ingreso de Alvaro González le dio más consistencia a la mitad de la cancha, y también respiro a la hora de soltarse en ataque.
A esa altura, no había mejor forma de pagarle a los guaraníes que con un duro golpe. Y Suárez, con una gran jugada personal, cedió al segundo palo para que Forlán decretara la apertura del marcador. Era el gol que, más allá de darle tranquilidad a los celestes, debía complicar a los locales.
Porque a Paraguay no le quedaría otra que jugarse todo por el todo y dejar espacios que podrían ser aprovechados por los celestes.
Fue así, aunque a medias. Porque si bien Uruguay desperdició dos o tres jugadas claras de gol generadas de contragolpe, el equipo celeste cedió terreno y Paraguay, sin ideas pero con mucho amor propio, fue metiendo en su área a un equipo de Tabárez que jugaba con fuego.
Y se quemó. Primero lo salvó Muslera con una espectacular atajada. Después, Santa Cruz no pudo conectar un centro frontal. Y en la última jugada del partido, en prácticamente la última pelota del juego, Ortiz marcó el empate mandando la pelota a las redes cuando, tras un tiro de esquina, nadie la pudo sacar.
Uruguay lo tuvo ahí. Más cerca que nunca. Lo saboreó, pero Paraguay se lo sacó del buche.