Opinion | 10 Oct Gradualmente se están haciendo realidad anuncios del titular del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, respecto a convocar a sucesivas licitaciones para generar electricidad en base a energía eólica, con la finalidad de promover esta fuente renovable frente al buen rendimiento que presentan los parques ya existentes, cuya generación supera los estándares mundiales.
Para el secretario de Estado, el 2010 ya había sido un buen año en materia de creación de normas que establecen pautas claras para la microgeneración y el desarrollo de una industria nacional en esta materia, así como también en la generación de biomasa, a la vez de agregar que para esta generación se cuenta con un decreto y la fijación de un precio para la compra de combustible por UTE. A juicio del secretario de Estado, también se ha avanzado en cuanto a los programas de eficiencia energética tanto a nivel del Estado como en el transporte, al punto que ya el año pasado se aprobó un decreto que disminuye el Imesi para los autos con menor cilindrada y los autos eléctricos e híbridos, con la mira puesta en racionalizar el uso de carburantes.
Las evaluaciones indican que los parques eólicos uruguayos actuales están generando por encima del promedio mundial, por lo que se tiene buenas expectativas sobre el desarrollo de esta industria a nivel nacional y respecto a la apelación a energías renovables, que debería haber sido una constante desde hace muchos años en materia de política de Estado, a lo que deberían atenerse por lo tanto todos los organismos vinculados con el sector, lo que incluye por supuesto a UTE y Ancap.
Lamentablemente se ha desperdiciado mucho tiempo en marchas y contramarchas por decisiones controvertidas de UTE, lo que nos ha expuesto a los avatares de los precios del petróleo, así como de los valores caros de los países vecinos cuando están en condiciones de vendernos electricidad. En este escenario, y por contraste, ha sido alentador el anuncio de esferas gubernamentales en el sentido de que en pocos años, tal vez en 2015, el panorama va a mejorar, porque vamos a contar con respaldo de generación significativo con energías renovables, aunque por ahora no pase de un anuncio signado en buen porcentaje de buenos deseos ante el perfil de la crisis energética. Las expectativas incluso van más allá, desde que en los últimos días UTE ha corregido evaluaciones, al punto que planea aumentar, con las próximas licitaciones, entre 500 y 600 megavatios de energía procedente del viento, con la apuesta de que Uruguay tendrá no menos de mil megavatios en energía eólica para 2015.
En esta cifra, según jerarcas del organismo, se encuentran los parques ya existentes (60 MW), los ya adjudicados y licitados (suman más de 300) y los 500 o 600 que prevé agregar el ente, con las licitaciones que se abrirán el mes próximo y un parque propio a estudio. De acuerdo a fuentes del ente, la concreción de estos proyectos implica que Uruguay se convertiría en uno de los países con mayor proporción de energía de origen eólico en todo el mundo, y a la vez destacaron que el rendimiento de esta energía en nuestro país supera abiertamente el promedio, desde que mientras en el ámbito internacional hay una generación media de un 30 por ciento de las capacidades instaladas, en Uruguay ese promedio ronda el 35 por ciento y hasta llega al 40 por ciento, como es el caso del parque de la sierra de los Caracoles.
Las expectativas del gobierno son por lo tanto llegar a 2015 con un 50 por ciento de energías renovables, con fuertes apuestas en los parques eólicos y en menor medida de biomasa y gas, al punto que la eólica puede superar el 10 por ciento de toda la producción de energía de todo el país, en tanto en Alemania este guarismo es de poco más del ocho por ciento.
Estas buenas expectativas no pueden igualmente disimular que se ha perdido un tiempo precioso por UTE y que recién en el último año el organismo se ha allanado a embarcarse en la política energética trazada por el Poder Ejecutivo en cuanto a decididamente promover la incorporación de potencia eléctrica sobre la base de energías de origen nacional y renovables, como la eólica, la biomasa, la solar y las minirepresas hidráulicas.
Igualmente, por ahora seguimos aprovechando solo una pequeña parte del potencial con que cuenta el país para generar en base a energías renovables, por lo que es preciso profundizar las medidas que se están instrumentando y promover una imprescindible coordinación entre los organismos involucrados, a la vez de seguir generando estímulos con reglas de juego estables, de forma de obtener las respuestas que se necesitan para ir reduciendo nuestra dependencia energética y atender una demanda que sigue en aumento.