Opinion | 17 Oct Uruguay fue señalado, junto a Costa Rica y Georgia, por haber logrado escalar varios peldaños en los indicadores sociales y mantener reducidas a menos de la mitad del promedio mundial por habitante las emisiones de dióxido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero.
Según el Índice de Capacidades Básicas, uno de cada cuatro países del planeta pertenece al privilegiado grupo en los que muere menos de uno de cada 100 niños antes de cumplir 5 años, todos los partos son atendidos por personal calificado y todos los niños en edad escolar reciben educación, los tres indicadores que componen el mencionado índice. Sin embargo, la mayoría de esos países emiten grandes cantidades de dióxido de carbono porque consumen combustibles fósiles a niveles muy por encima del promedio mundial, de 4,5 toneladas por habitante y por año: en el caso de Europa, duplican ese promedio, y en el de América del Norte, lo cuadruplican.
Por otro lado, unos 50 países sobreviven sin consumir más del equivalente a una tonelada de carbón al año por persona, pero su rendimiento en términos de indicadores sociales impide a la población vivir con un mínimo de dignidad humana. En tanto que hay países que bajaron su mortalidad infantil a niveles similares a los de Estados Unidos, pero con una décima parte de sus emisiones de gases invernadero.
Las cifras demuestran que una mejor calidad de vida no requiere patrones de consumo y producción que destruyan el ambiente. Según el coordinador de la red internacional de organizaciones Social Watch, Roberto Bissio, las causas principales de que continúe el deterioro del medio ambiente mundial son los patrones insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados que agravan la pobreza y las disparidades. Si algunos países logran vivir con dignidad sin sofocar la atmósfera, otros también pueden hacerlo.
Uruguay refleja un destacado equilibrio entre procurar el bienestar de su población y la tarea de reducir las acciones contaminantes del planeta, beneficiando a la humanidad entera. Este reconocimiento a la labor uruguaya debe impulsar a los gobiernos, sin importar la fuerza política que lo comande, a continuar dando los pasos para mejorar la calidad de vida de los uruguayos sin descuidar el cuidado del medio ambiente, en beneficio de todos los seres humanos.