Opinion | 20 Oct Entre los contactos que ha mantenido en los últimos días en Europa el presidente de Uruguay, José Mujica, este martes se reunió con la canciller alemana, Angela Merkel, con quien coincidió en la necesidad de impulsar los vínculos entre la Unión Europea y el Mercosur, y en avanzar en la negociación para un acuerdo de asociación que calificaron de importancia estratégica.
En una comparecencia conjunta ante la prensa por ambos mandatarios, Merkel dijo que “la Unión Europea tiene un interés estratégico en llegar a un acuerdo de asociación con Mercosur”, en tanto Mujica admitió que el momento que atraviesa el mundo no es el mejor para impulsar el libre comercio y agregó que al margen de los problemas coyunturales que pueda haber, no se puede perder de vista de que se trata de un proyecto a largo plazo, con ventajas para las dos partes.
El mandatario uruguayo consideró ante su colega que “el mundo no pasa por un momento favorable al libre comercio, pero vemos el tema del acuerdo con la Unión Europea como una cuestión estratégica. Tenemos que diversificar nuestro comercio exterior, en el que se siente una presencia cada vez más fuerte del mercado asiático”.
Las reflexiones de Mujica vienen a cuento teniendo en cuenta el escenario internacional de incertidumbre en el que nos encontramos, pero no es menos cierto que estos lineamientos son de mediano y largo plazo, y deberían estar por encima de coyunturas, por lo que esta premisa es de recibo y debería ser un instrumento para explorar la relación comercial entre los bloques más allá de las dificultades del momento. Mientras tanto, en el plano bilateral, Merkel y Mujica subrayaron las buenas relaciones entre los dos países y destacaron las posibilidades de cooperación económica, técnica y científica en terrenos como las energías renovables o la ganadería.
“Este país tiene probablemente los mayores conocimientos veterinarios del mundo y los países de Mercosur tiene el hato más grande de la tierra”, sostuvo el mandatario uruguayo, para poner un ejemplo del posible aporte de nuestro país, pero ya antes de la reunión con Merkel, en una conferencia pronunciada en la Fundación Friedrich Ebert, había subrayado la necesidad de estrechar los lazos con Europa, no sólo por motivos comerciales sino también por razones culturales. El presidente uruguayo resaltó además que uno de los motivos de su visita a Alemania fue la necesidad de agradecer por la acogida que dio este país a muchos perseguidos durante la dictadura en Uruguay, y evaluó que “durante ese tiempo, hubo países de Europa, como Noruega, Suecia y Alemania, que abrieron las puertas a los perseguidos. Uno no debe olvidarse de esas cosas; si vinimos aquí, fue entre otras cosas para decir gracias”.
El gobernante comentó que la crisis todavía no alcanzó a Uruguay y que, aunque espera que no llegue, ya se han tomado las precauciones necesarias por si así ocurriera, y comentó que “la crisis no nos va a sorprender mirando la Luna”.
Es cierto, la crisis no puede no solo no puede sorprender a Uruguay, sino a nadie a esta altura, por cuanto habría que estar metido en un agujero, ajeno a todo lo que pasa en el mundo, para sustraerse a la realidad. Pero la cosa no pasa por el concepto de sorpresa, sino por lo que efectivamente se hace para que en caso de darse el escenario más problemático y que nadie desea, se pueda estar a cubierto de avatares, lo que significa hacer las cosas bien para reducir vulnerabilidades y trabajar con sentido común en las áreas críticas en pos de estos objetivos.
Y este aspecto claramente no ha sido abordado por las dos últimas administraciones de gobierno, desde que el Estado ha seguido gastando por encima de todo lo aconsejable, incluso más dinero que la recaudación adicional por la favorable coyuntura internacional, ya que se ha acrecentado el déficit fiscal. Es decir que no se ha generado ningún “colchón” de recursos para hacer frente a eventuales crisis --que ojalá no se den--, lo que indica que simplemente no se ha sido previsor y se ha vivido al día, como la cigarra de la fábula. Si no hay “sorpresa” queda en evidencia que conscientemente se ha actuado con ligereza, apostando todo a la buena suerte, y a ver qué pasa.