Paysandú, Miércoles 26 de Octubre de 2011

¿El fin de la lucha armada de ETA?

Opinion | 22 Oct Ocultos debajo de su tradicional capucha, integrantes de la banda terrorista ETA anunciaron en las últimas horas el fin de la violencia en España, en lo que constituye un capítulo que todos los habitantes de este país esperan sea el final de una historia plagada de crueldad y derramamiento de sangre, sobre todo la de inocentes, en aras de una causa con la que ya no simpatizan ni siquiera los propios vascos, hartos de tanta violencia irracional, que a la vez solo ha contribuido a estigmatizarlos y a tirar abajo su visión independentista en todo el mundo.
Igualmente, el comunicado de un grupo de estas características debe ser tomado “con pinzas”, desde que no se habla de una entrega de armas ni de una disolución completa, lo que deja un margen de duda muy justificada respecto al real alcance de esta tregua “final”. Por supuesto, “a enemigo que huye puente de plata”, dice el refrán, y los grupos terroristas son precisamente enemigos de la humanidad, que no dudan en apelar a los atentados más crueles y de los que generalmente son víctimas personas inocentes, por lo que es positivo que anuncien el fin de la lucha armada y no la continuidad de esta cruzada de amedrentamiento.
La prensa española ha tenido reacciones disímiles ante el anuncio, y tenemos así que el diario de mayor tirada, El País (centroizquierda), subraya que el anuncio de ETA de cese definitivo de su acción armada significa el fin de 43 años de terror, período durante el cual se responsabiliza a la banda del asesinato de 829 personas. “Punto final a la pesadilla. La democracia ha acabado por triunfar sobre una banda de fanáticos que sembraron el terror”, agrega El País.
No obstante, recuerda que “los asesinatos de la banda terrorista sumieron en el desconsuelo a miles de hijos condenados a crecer sin el amor y la protección de sus padres, a los que nunca volverían a ver vivos después de un día fatídico en que salieron de sus casas; y violaron, en fin, el elemental derecho, no ya de cualquier ciudadano, sino de cualquier ser humano, a una vida cotidiana y sin miedo”.
Aun reconociendo “un anuncio sin precedentes”, el diario El Mundo (centroderecha) destaca por su parte que ETA “alardea de sus asesinatos y emplaza al gobierno a negociar”. Señala también que en el video del comunicado de ETA, en el que aparecen tres encapuchados, la banda ofrece su “profundo reconocimiento y homenaje” a sus camaradas que murieron “en la crueldad de la lucha” o que se encuentran en prisión. Subraya que la banda tampoco hizo mención a una disolución, tal como había reclamado el gobierno español, y emplaza a España y a Francia a “un diálogo abierto” con el objetivo de “abordar la resolución de las consecuencias del conflicto y, por tanto, para superar la confrontación armada”.
Estos extremos sin dudas resumen los puntos más notorios del sentimiento de desconfianza de la población española y de todo el mundo, teniendo en cuenta los antecedentes de los terroristas, los mismos que en plena tregua decretada en 2006 fueron protagonistas de un atentado con coche bomba en el aeropuerto de Barajas, con un saldo terrible en pérdidas de vidas humanas y heridos, cuando también habían reanudado en varias oportunidades la lucha armada tras respectivos acuerdos y anuncios de paz. Debe tenerse presente además que con este último comunicado, ETA entra una vez más en campaña justo un mes antes de las elecciones del 20 de noviembre, lo que podría dar un impulso a la izquierda independentista vasca heredera de Batasuna, formación ilegalizada desde 2003, que ya tomó parte en las últimas elecciones regionales, por lo que evidentemente todo indica que hay intenciones electorales en presentarse como una alternativa potable ante el ciudadano. Lo que sería igualmente un aspecto menor si la organización dejara solo en pie sus ambiciones políticas, que siempre son legítimas en tanto no se recurra precisamente a los métodos violentos que ha desplegado durante casi medio siglo y que lejos de ayudar a la causa separatista de sus conterráneos, ha sido contraproducente y levantado una oleada de indignación contra la propia nación vasca .
Es que los grupos terroristas, como la ETA, como las FARC, como tantas otras disfrazadas de “lucha popular”, tienen el común denominador de no atender más razones que las suyas, y en su irracionalidad disfrazan de causas presuntamente nobles su inclinación a delinquir y sus delirios fundamentalistas, en la aplicación de la premisa de que cuanto peor, mejor, apelando a obtener ventajas en el caos, para imponer por la fuerza sus designios y el exterminio de quienes piensan diferente.


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