Opinion | 28 Oct El 8 de diciembre, exactamente en 42 días, se inaugurará la temporada de playas 2011/2012 en la costa sanducera. Hasta donde se sabe, no hay indicios de que este año haya algún tipo de problemas de contaminación de las aguas, por lo que todo parece indicar que tendremos otro verano pleno en actividades en la costa sanducera, con miles de veraneantes.
Así, los sanduceros se volcarán un año más al “río de los pájaros” para disfrutar no sólo de sus aguas, sino también del paisaje espectacular, donde el atardecer es un clásico siempre capaz de volver a sorprender. Poco más de un mes y nuevamente los sanduceros de todas las edades, pero también visitantes de otros lugares, podrán regocijarse en nuestras aguas costeras, aprovechando el sol y el verano. No obstante, desde otro punto de vista, apenas queda un poco más de un mes. Y las obras municipales preparatorias no se ven. Menos aún se conocen los planes para la costa sanducera, no tanto en actividades concretas, que seguramente se irán anunciando paulatinamente, sino especialmente las obras, las concesiones en los paradores, en definitiva la política de verano, por decirlo de alguna forma.
Cualquier empresario dispuesto a invertir para la temporada veraniega debe saber con suficiente antelación si tiene una adjudicación, determinar la estructura y decoración, negociar con proveedores, contratar personal y realizar los trámites legales correspondientes. Hasta ahora, nada se sabe sobre la puesta en marcha de un “plan de la costa” para la próxima temporada. Se anunció que el ex Bárbara será licitado; se sabe que otro parador de la zona está con un expediente para su desalojo en Jurídica del Palacio Municipal. Y nada más. No hay planes concretos para Playa Park, donde lo que queda de la estructura del parador es demasiado precario y necesita una urgente reforma; no se sabe si se habilitará la playa del Remeros ni la playa “nueva”. Y, a tan poco tiempo, debería saberse ya con precisión qué y cómo prepara la Intendencia para la temporada veraniega, de modo de dejar actuar posteriormente a los privados, invirtiendo, dando los servicios necesarios y haciendo los buenos negocios que obviamente son los que los convocarán.