Paysandú, Lunes 31 de Octubre de 2011
Opinion | 31 Oct De acuerdo a los datos divulgados en las últimas horas, el Banco de Previsión Social (BPS) alcanzó su récord de cotizantes en setiembre, con 1.442.059 personas, lo que hace prever que terminará 2012 con más de 1.400.000 cotizantes en el promedio anual. Un dato significativo respecto a esta realidad corresponde a que a su vez se registraron 43.000 nuevos cotizantes en los primeros nueve meses del año.
Asimismo, en tres sectores se registraron récords: en Industria y Comercio hubo 866.820 cotizantes, en la industria de la construcción 76.231 y en el servicio doméstico se registraron 62.890, aunque de acuerdo a lo manifestado a Ultimas Noticias por el presidente del Directorio del organismo, Ernesto Murro, cuando se habla de puestos cotizantes no significa que ellos sean personas diferentes. Precisamente una misma persona en un mes puede cotizar por más de un motivo, como es el caso de multiempleo o pago de más de una partida salarial, entre otras posibilidades.
La consecuencia inmediata del incremento en los cotizantes es un aumento de la recaudación en setiembre de entre cinco y 13 por ciento respecto a igual mes del año anterior, con un ingreso extra de entre 9 y 13 millones de dólares. En el desagregado por actividad, los aumentos en la construcción y el servicio doméstico fueron de entre el 22 y el 33 por ciento real respecto a igual mes del año anterior, en sectores donde históricamente se registraron mayores porcentajes de informalidad.
La formalización del máximo posible de trabajadores –siempre queda, aún en el mejor de los casos, un núcleo duro de informalidad como de economía subterránea en general en todo el tejido socioeconómico, por naturaleza-- implica una evolución muy positiva respecto a épocas no muy lejanas, porque evidentemente el trabajo en negro termina no sirviendo a nadie, y menos aún a quienes voluntariamente optan por no aportar durante su vida laboral o son sujetos a condicionamientos por empresarios que los tienen total o parcialmente en forma irregular, con un doble perjuicio.
Es que por un lado se están sustrayendo aportes a los organismos previsionales, naturalmente, lo que conspira contra la posibilidad de que el BPS pueda mejorar las prestaciones que paga en varias áreas, incluyendo las propias pasividades, pero sobre todo afecta la calidad de vida de los propios trabajadores, desde que por un lado perciben prestaciones por debajo de las que les corresponde y quedan al margen de beneficios sociales que los dejan en inferioridad de condiciones respecto a quienes trabajan en el circuito formal.
La explicación de este récord de cotizantes tiene varios orígenes, y seguramente el principal radica en que con un desempleo en niveles históricamente bajos la consecuencia natural es un mayor número de inscriptos en las planillas del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, aún teniendo presente que la mayoría de los empleos que se generan en los empujes de bonanza son precarios y de baja calidad, por lo que muchos de quienes hoy están cotizando mañana pueden quedar de baja tan pronto cambie el viento de la situación socioeconómica.
Por otro lado, si bien históricamente los controles de organismos del Estado se han centrado en las empresas legalmente instaladas, en los últimos años se ha mejorado los controles y las consecuentes sanciones a los omisos, aunque siempre está pendiente en alto grado la omisión de controlar a quienes están en el circuito informal, lo que por un lado hace que los trabajadores no puedan aportar para su futura pasividad ni reciban contraprestaciones sociales, y al mismo tiempo estos empresarios están compitiendo deslealmente con los que cumplen con todas las leyes y obligaciones. Asimismo, se han instaurado facilidades como el monotributo y otras tributaciones especiales para empresas familiares y microempresas que ha inducido a miles de estos pequeños emprendimientos a regularizar su situación, aunque hay igualmente altos índices de evasión cuando debe hacerse una aportación mensual por cuentapropistas que dependen de altibajos en sus ingresos, los que no siempre les alcanzan para hacer frente a los compromisos de todos los días y encima dejar un remanente para los aportes.
Igualmente, más allá de lo concerniente a la situación de estos sectores que son en realidad los más condicionados en el esquema, debe tenerse presente que gradualmente se están dejando atrás altos porcentajes de evasión que se habían constituido en un serio problema para el sistema previsional, y que el desafío está planteado indudablemente en darle continuidad y sustentabilidad a esta evolución, lo que permitirá aliviar la carga de quienes siguen pagando dos veces, al hacerlo por ellos y por quienes se mantienen omisos en cumplir con sus obligaciones.
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