Opinion | 01 Nov Danica May, una niña filipina, se convirtió en el símbolo del crecimiento demográfico más vertiginoso de la historia: en sólo 12 años la Tierra ha pasado de 6.000 a 7.000 millones de habitantes, y las cifras que se barajan en las previsiones son igual de impresionantes: los 7.000 millones actuales pasarán a ser 9.300 millones en 2050 y 10.000 millones a finales de siglo.
Cada país recibió y celebró de manera distinta este nuevo récord de explosión demográfica: algunos, entre ellos Uruguay, escogieron un bebé cuyo nacimiento marca simbólicamente el suceso, y otros organizaron rallys o festividades. Sin embargo, para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el día que marca la existencia de 7.000 millones de seres humanos no es motivo para alegrarse, ya que los recién nacidos llegan a un mundo contradictorio, en el que hay a la vez “mucha comida y 1.000 millones de personas que se van a dormir hambrientas cada noche”.
“Siete mil millones de personas que necesitan alimento suficiente, energía suficiente; buenas oportunidades en la vida para el empleo y la educación; derechos y libertades. La libertad de expresión, la libertad de criar a sus propios hijo en paz y seguridad. Todo lo que ustedes quisieran para ustedes mismos, pero multiplicado por 7.000 millones”, dijo el jerarca al hablar recientemente ante estudiantes.
Según los especialistas, en este momento Uruguay se encuentra en un proceso donde tiene una tasa de población más envejecida y un crecimiento poblacional muy moderado, encontrándose por debajo de los niveles de reemplazo. “Ante esto, si se llevan a cabo buenas políticas públicas, tenemos la oportunidad de brindar una adecuada protección a todos ellos”, dijo Fernando Filgueira, sociólogo y representante auxiliar del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Uruguay. No obstante, advirtió que falta trabajar bastante para que en nuestro país todos los niños recién nacidos reciban todos los cuidados y tipos de protección que necesitan y esto se debe a que “Uruguay no está aprovechando al máximo esta situación”. La advertencia está hecha y coincide con datos de la realidad, como los casos de desnutrición que han salido a la luz este año. Un país pequeño como el nuestro, con nada más que unos 46.000 niños nacidos cada año, tiene la posibilidad de tomar este asunto por las riendas y asegurarles un futuro. Y eso debe ser asunto de primer orden en nuestra política de Estado.