Opinion | 06 Nov Recientemente, en nuestra Revista QUINTO DIA se publicó una nota sobre el éxito obtenido hace cincuenta años por un equipo de flamantes arquitectos sanduceros. Sumando conocimientos y esfuerzos, el grupo logró un triunfo resonante al obtener, compitiendo con técnicos de varios países, el Primer Premio, así como el Tercero y Una mención en el concurso internacional convocado por la Municipalidad de Concepción del Uruguay para diseñar el Palacio Municipal y un Auditorio de dicha ciudad entrerriana.
A través del recuerdo de dos de los protagonistas del suceso, se concluye claramente que la suma de conocimientos, habilidades y disposición logró como resultado la elaboración de tres proyectos considerados los mejores por el jurado actuante.
Confirmado el aserto, resulta reconfortante saber que en la etapa inicial del anhelado proyecto de restauración del Teatro Florencio Sánchez trabaja en estos momentos un equipo que reúne toda la información necesaria, desde el relevamiento y estado estructural, su planimetría, documentación histórica, estado de situación así como inventariado profundo llegando incluso a las piezas desarmadas. Seguramente, se trabaja con similar criterio en la planificación de la calle 18 de Julio semipeatonal.
Pero, volviendo al comienzo de este comentario observamos que cincuenta años atrás, la Municipalidad de Concepción del Uruguay ya proyectaba construir un edificio que albergara todas sus oficinas y otros servicios públicos, lo que finalmente se concretó aunque no en base al proyecto de los arquitectos sanduceros por razones que se explican en la nota aludida. Y nótese que “Uruguay”, como la llaman los entrerrianos, es una ciudad que cuenta con varios hermosos edificios históricos que datan del Siglo XIX que bien podrían haberse destinado a estos fines.
Es así, entonces, que debemos pensar seriamente en la posibilidad de elaborar un proyecto que sea realmente un elemento efectivos de modernización y optimización de los recursos y servicios públicos en la ciudad de Paysandú.
Estamos hablando de lo que podría ser una gran construcción que albergara numerosas dependencias públicas hoy funcionando en locales obsoletos, decadentes, saturados. Veamos cuales son esas dependencias comenzando por la Intendencia Departamental que no sólo no puede mantener todas sus oficinas en el “Palacio” sino que ha debido alquilar locales para instalar muchas otras, y esto es tanto un problema para el funcionamiento interno –que genera ineficiencia y por lo tanto, gasto-- como una evidente incomodidad para el público. Por consiguiente, sería totalmente lógico pensar en disponer de un edificio de varios pisos de oficinas para el funcionamiento de las distintas dependencias, permitiendo así que el público realice todos sus trámites municipales en un solo lugar. A la vez, la actual sede municipal podría albergar al despacho del Intendente con sus dependencias conexas así como protocolares y, por supuesto, la Junta Departamental.
Un caso similar se presenta con el Ministerio del Interior en nuestro Departamento. La Jefatura de Policía ocupa hoy un hermoso edificio, afortunadamente declarado Monumento Histórico Nacional, pero que resulta hoy muy poco funcional para las tareas que se desarrollan las reparticiones que lo ocupan, a la vez, que otras oficinas del mismo ministerio, como Identificación Civil y Migraciones, están desperdigadas en la ciudad. Agrupar todas esas dependencias utilizando varios pisos del imaginario edificio sería de gran beneficio para su funcionamiento y fundamentalmente para el público a la vez que la actual construcción debería transformarse en un complejo cultural que nos atrevemos a llamar “Basilio Pinilla”.
Y hay muchas otras dependencias del Estado que podría incorporarse a este proyecto para terminar conformando un centro cívico de gran funcionalidad tanto para prestadores de servicios como para los sanduceros en general, que “una vez sí y otra también” debemos realizar trámites en “una y mil oficinas”.
Por todo lo anotado y mucho más, nos preguntamos si el Gobierno Departamental no debería integrar un equipo, con representantes de todas las otras reparticiones gubernamentales involucradas para determinar la necesidad y viabilidad del proyecto. Sólo para agregar un elemento más al debate veamos que, de concretarse lo proyectado, se construirá un gran hotel frente a la esquina noroeste de la Plaza Constitución mientras que la Intendencia sanducera dispone de dos grandes predios con frente al lado sur de la misma plaza y con salida a la calle Rincón. También hay espacio de sobra por ejemplo en donde se encuentra el “Estadio abierto de básquetbol”, que permitiría hasta incluir estacionamiento para cientos de vehículos.
No es algo para decidir de un día para otro, ni ejecutarlo en cuestión de meses. Por eso sería bueno que el tema al menos se planteara –una vez más, puesto que se mencionó incluso durante el gobierno del intendente Pintos—para definirse en el futuro más próximo posible, y por etapas.