Paysandú, Lunes 07 de Noviembre de 2011
Opinion | 05 Nov En las últimas horas se supo que el denominado Gabinete Productivo de la Administración Mujica analizó la posibilidad de incorporar un total de 72 medidas para mejorar la competitividad de determinados sectores industriales, con planes particulares para cada uno de ellos.
Esta postura gubernamental denota que el Poder Ejecutivo continúa con la estrategia de aplicar y redefinir medidas parciales para mejorar la competitividad de la industria nacional, cuando estamos ante un escenario que ya viene comprometido desde hace años, porque hay factores externos e internos que están encareciendo sensiblemente nuestros productos de exportación con valor agregado.
Según da cuenta El País, durante más de cuatro horas los coordinadores del Gabinete Productivo de los sectores naval, automotriz, forestal-madera, farmacéutica y biotecnología, expusieron ante los representantes de los ministerios de Economía y Finanzas, Industria, Trabajo, Transporte, Relaciones Exteriores y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto los avances en los planes para cada rama de actividad que comprenden un paquete global de setenta y dos medidas que buscan mejorar la competitividad de estas industrias.
Igualmente, no hay fecha de implementación, y tanto es así que se prevé primeramente redactar un documento con los aportes y devolución que realizaron los integrantes del gabinete productivo sobre las medidas propuestas. Ocurre que los planes industriales de estos cinco sectores fueron lanzados oficialmente en junio de este año y estaba previsto encarar una puesta a punto de los avances de las medidas que se están diseñadas para cada rama en octubre.
Evidentemente este cronograma tentativo se ha atrasado, mientras la industria nacional ya siente las presiones de la crisis europea y la de Estados Unidos. Ello es determinante para que los afectados urjan definiciones que les permitan hacer frente a los crecientes costos y consecuente pérdida de competitividad.
La madera es precisamente uno de los grupos de actividad con mayores problemas, a partir del escenario que se ha generado ya desde 2008, debido a que no ha recuperado precios ni demanda desde entonces, y ya desde el año pasado ha ingresado nuevamente en una tendencia a la caída, al punto que gran parte del personal de las fábricas de contrachapados y tableros se encuentra en el Seguro por Desempleo. En el caso de este sector se está trabajando con la comisión del Uruguay XXI para efectuar un relevamiento de las exportaciones que se han registrado hasta la fecha, de forma de posteriormente contratar una consultora para elaborar un estudio pormenorizado de nichos de mercado de productos de madera aserrada, a lo que se agrega un relevamiento de empresas del sector para elaborar un informe sobre barreras no arancelarias. Otro aspecto en favor de este sector incluye analizar un decreto con vistas a concretar exoneraciones del IRAE para los pequeños aserraderos.
En el caso de la industria naval, la idea que ha cobrado fuerza es la instalación de un Polo Industrial Naval, así como la creación de un centro de reparaciones en el litoral oeste –posiblemente a partir de la reactivación del astillero de Paysandú— así como la promoción de inversiones para el sector.
Estamos ante medidas que son a todas luces positivas, por cierto, desde que la caída de la competitividad se ha constituido en el talón de Aquiles de la “bonanza” uruguaya, que no es tal en el caso de los productos que requieren la incorporación de valor agregado, esto es el empleo de mano de obra fundamentalmente, por cuanto se han encarecido los costos en dólares, incluyendo los salarios e insumos como la energía y tarifas de servicios públicos, entre otros.
Pero aún dentro de lo positivo de que se pretenda contemplar la situación sector por sector, es evidente que el Uruguay necesita mejorar globalmente su competitividad en el sector productivo en general y en el industrial en particular, porque una cosa es la exportación de commodities, para lo que nuestro país tiene ventajas comparativas, y otra muy distinta de productos semiterminados o con algún valor agregado, que es lo que más sirve por el empleo de mano de obra y generación de infraestructura de apoyo.
Es decir que sin descartar medidas específicas para los sectores más comprometidos, el Uruguay necesita fortalecer a los sectores exportadores en general, mediante correctivos que hagan hincapié en el abatimiento de costos.
Y ello es fundamental sobre todo ante un panorama de incertidumbre que no tiene por ahora miras de ceder ante las alternativas de la crisis griega y la zona del euro en general, pero que igualmente deberían adoptarse si el escenario internacional no fuera tan amenazante, para reducir las vulnerabilidades que nos dejan expuestos.
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