Paysandú, Sábado 12 de Noviembre de 2011
Opinion | 09 Nov Con o sin Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), hacia el que se canalizan los recursos que se recaudan por el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), prácticamente no se ha logrado avanzar en la descentralización de salud en lo que refiere a los centros de alta tecnología, con el Interior como el eterno postergado.
Los hechos hablan por sí solos, porque el esquema en que nos encontramos desde hace varias décadas es el de un centralismo exacerbado en el que todo va a dar o depende de Montevideo, sin ningún concepto de equidad y de mejora de atención, más que girar en torno a la capital.
Un artículo del diario El País, al analizar las gestiones que deben efectuarse ante las autoridades del Ministerio de Salud Pública para que las instituciones del Interior puedan incorporar equipamiento de alta tecnología, “descubre” que “la concentración de los equipos de alto porte es tal, que casi todos se encuentran a siete cuadras a la redonda del obelisco, en Montevideo”.
Así, actualmente no hay resonadores magnéticos al norte del río Negro –pese a que Comepa lo viene gestionando desde hace años-- y de los once con que se cuenta actualmente, la mayoría está localizada en Montevideo y el resto en Canelones, en tanto tampoco hay un solo resonador que pertenezca a ASSE.
Por lo tanto, de acuerdo a lo manifestado por autoridades ministeriales al matutino, la iniquidad en la distribución de los equipos es un tema que –supuestamente-- preocupa al ministerio, aunque a juicio de los consultados no es tan claro que deba solucionarse incorporando más tecnología “en aquellos huecos que destacan en el mapa, sobre todo el noreste uruguayo”.
Precisamente según Juan Manuel Jones, director del Departamento de Evaluación de Tecnología, actualmente hay cinco solicitudes para incorporar resonadores al norte del río Negro, y el MSP planea rechazar alguna de esas solicitudes, debido a que “un análisis preliminar indica que cinco es mucho”.
Tal vez sea mucho, sí, pero en todo caso va a ser mejor que el cero que tenemos actualmente, desde que esa tecnología, tal como hemos manifestado desde siempre solo se proporciona en Montevideo o un estrecho círculo en torno a la capital, por lo que los pacientes del Interior, sobre todo los del norte del río Negro, deben seguir trasladándose centenares de kilómetros para tener acceso a estos servicios. Por otra parte, sería más productivo que el ministerio procurara mejorar la calidad y equipamiento de los hospitales en lugar de oponerse al progreso de las mutualistas, al parecer buscando igualar los servicios con los del Estado por la vía de asfixiar al sistema mutual. Quiere decir que no hace ni deja hacer, puesto que ley que crea el Sistema Nacional Integrado de Salud establece que toda incorporación de equipos médicos debe contar con la habilitación del MSP, en tanto antes solo se evaluaba la situación económica de la institución que hacía el pedido.
Sin embargo la demora en las autorizaciones para el Interior, fundamentalmente, es explicada por las autoridades en el hecho de que los expedientes viajan a los respectivos departamentos y porque muchas veces las instituciones deben salir a buscar la información que les pide el ministerio.
Con este fin se demandan a la institución como regla general datos que incluyen cantidad de usuarios, complejidad, personal, entre otros elementos a evaluar, pero a esta altura de los acontecimientos todo indica que se mira con lupa cada uno de los argumentos que envían las instituciones que no están en Montevideo, y que en cambio se es en extremo indulgente con los petitorios de entidades capitalinas, como es el notorio caso de los resonadores magnéticos.
Pero claro, la cosa es mucho más compleja que solo comprar e instalar equipos, desde que se requiere infraestructura, tanto edilicia como cuerpo de profesionales y demanda para solventar la inversión y posteriormente mantenimiento, lo que deja a muchas instituciones del Interior en desventaja, desde que la infraestructura creada en Montevideo durante tanto tiempo ha generado un círculo vicioso que forma y capta a profesionales mediante mejores retribuciones, realimentando a la vez la demanda y un desenvolvimiento en la profesión que atrae permanentemente médicos y técnicos del propio Interior.
Estos elementos son determinantes para que no haya resonadores fuera del círculo de Montevideo, como así tampoco ningún otro centro de alta tecnología, salvo el caso del centro neurológico de Tacuarembó, desde que no se cuenta siquiera con un centro cardiológico de alta complejidad.
Este es precisamente el punto, porque más allá de la reglamentación, hay por supuesto un margen para decisiones políticas y este factor hasta ahora no ha incidido para que el Interior sea contemplado, aunque sea solo muy parcialmente, en las necesidades de un esquema que ha dejado a su población en clara desventaja y como ciudadanos de segunda y de tercera categoría por la vía de la acción o de la omisión de quienes tienen el poder de decisión.
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