Paysandú, Sábado 26 de Noviembre de 2011
Rurales | 19 Nov A los productores uruguayos se les hace cada vez más difícil comprender las características de los vaivenes económicos de países del primer mundo y, fundamentalmente, cuando y cómo pueden incidir en nuestra economía. Pero lo que sí tienen claro es que luces amarillas comienzan a aparecer en el agro debido a los altos costos de producción y las reglas de juego que no son claras para los posibles inversores.
Empresarios y productores de la región consultados por EL TELEGRAFO entienden que “por ahora los valores de la carne, lana, leche y otros productos son buenos, e incluso la demanda desde el exterior está pagando interesantes precios por lo que comercializa Uruguay”, pero también son conscientes de que “cualquier sacudón desde el exterior repercutirá inmediatamente en las exportaciones”. Más allá de la pérdida de interés de los inversores, un factor que actualmente genera mucha preocupación son los altos costos. Nadie duda de los informes que establecen que Uruguay tiene la mano de obra más cara de la región, además de los servicios de Estado más caros.
icir
El tema que predomina en las charlas de productores y disertaciones en congresos o reuniones es la implementación del Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), el cual desde que fue instaurado por el presidente de la República, José Mujica, ha generado gran polémica en la opinión pública e incluso diferencias en el propio gobierno.
Uno de los hechos más notorios fue que desde la propia Facultad de Agronomía se dijo que el impuesto impactaba básicamente a los productores uruguayos, no a las grandes empresas, entendiéndose que pasa por un tema ideológico y no racional.
El gerente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Gonzalo Arroyo, manifestó recientemente a El Observador que el ICIR “va en contra de la filosofía que dominaba cuando se impulsó la gran expansión del sector agropecuario” y utilizó el concepto de “impuesto ciego” para referirse al Impuesto a la Renta de Industria y Comercio (IRIC) porque “si uno pierde, igual tiene que pagar”.
Sobre el argumento de la plusvalía que maneja el gobierno para aplicar el ICIR, Arroyo dijo que “el Estado se cobra esa valorización de la tierra cuando el propietario va a vender” ese bien. “La gente no vive del valor de la tierra, vive de lo que produce la tierra. El productor se hace de la famosa plusvalía el día que vende la tierra y, en ese momento, el Estado está para cobrarle. Lo que pasa es que quieren cobrar dos veces: por tenerla y después por venderla. Es una barbaridad”, recalcó.
Inversores
Según publicó el semanario Búsqueda, el gerente agrícola de la sociedad argentina Zed, Martín Tezanos, anunció que los inversores argentinos “repliegan sus negocios en Uruguay. Hay mucha gente retirándose del negocio o achicándose, y a diferencia de años anteriores, cuando se renovaban las empresas, ahora no se ven tantos grupos entrando”, dijo. Todo esto se debe a que el aumento de costos internos y de insumos importados, como los fertilizantes, determina que el negocio deje de ser atractivo y competitivo para los inversores del país vecino.
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