Paysandú, Miércoles 30 de Noviembre de 2011
Locales | 24 Nov SAN JUAN DE PASTO, Colombia, 23 (Por Enrique Julio Sánchez, enviado especial). Poco antes del mediodía la delegación sanducera se dirigió al teatro de la Fundación Aleph Teatro, creada en 1990 como respuesta a la necesidad de impulsar el quehacer escénico y cultural del Departamento de Nariño, en el sur de Colombia. Para llegar a ella hay que subir una escalera de madera y al acceder se aprecia un amplio espacio, con una platea en forma de gradas en un extremo y el resto del espacio abierto, para ser utilizado en diferentes formaciones de escenario. Los integrantes del Taller de Teatro recorrieron sus instalaciones, mate en mano, e intercambiaron opiniones sobre la propia ciudad. Algunos, entre ellos el escriba, se ubicaron junto a una ventana, en la calle 16. Una formación de nubes bajas llamó la atención de todos. Detrás, una montaña, aunque en realidad se trata del volcán de las Galeras, uno de los volcanes activos, que incluso ha registrado incidentes de erupción recientemente.
El 2 de enero del año pasado, mientras Paysandú conmemoraba un año más de la Defensa, una nube de cenizas se elevó sobre la cima de Galeras. El 25 de agosto, también de 2010, mientras Uruguay conmemoraba su Declaratoria de la Independencia, en Pasto, la presión de una erupción abrió un nuevo cráter, el cuarto. Pocos días después, el 30, se registró un sismo de 4.0 en la escala de Ritcher. El volcán De las Galeras (también conocido como volcán de Pasto) se eleva imponente por sobre la ciudad, que parece no reparar en su presencia y continúa su vida como si nada. Su altura es de 4.273 metros sobre el nivel del mar y su base tiene un diámetro de 20 kilómetros. En sus faldas existe un santuario de fauna y flora y sus riscos son un lugar excelente para la práctica del montañismo, que lo realizan los jóvenes de la región desde muy niños.
Los pastusos, como se llama a quienes residen en San Juan de Pasto, no parecen reparar en la amenazante presencia; por el contrario, parece que lo han adoptado como un emblema de la ciudad, que lo aprecian y quieren como a un amigo fiel que vela por ellos.
La actividad volcánica del Galeras se ha visto aumentada desde fines de los ochenta y hace pocos años, el propio Raúl Rodríguez, que había llegado a la ciudad para brindar un taller de actuación teatral, se vio atrapado por un evento eruptivo, que cubrió de cenizas volcánicas la ciudad. “Cuando me levanté y abrí la puerta, todo estaba cubierto de cenizas. Fue una experiencia impactante. Mucho más cuando llegué, después de muchas dificultades, al teatro donde daba el taller, y vi a los alumnos comenzar a llegar con sus tapabocas. Pero así y todo, la ciudad continuó su actividad, reducida por cierto, pero siguió adelante”, recuerda.
Hoy, en medio de un cielo nuboso y a veces con lluvia, el Galeras se eleva sobre una ciudad que sabe que está, que comprende su peligrosidad, pero que no renuncia a vivir al borde del peligro.
Es que en realidad, no asumen esto como un peligro. El volcán de tanto en tanto cubre la ciudad con cenizas, a veces obliga a evacuaciones parciales, pero es, también, un signo de profunda identidad de los pastusos.
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