Paysandú, Viernes 02 de Diciembre de 2011

Incertidumbre en materias primas

Opinion | 29 Nov Recientemente el presidente José Mujica no ocultó su malestar por lo que considera fuerte endeudamiento de los uruguayos por un afán consumista que se ha materializado sobre todo en el último año, aunque con signos de desaceleración en el último trimestre, y evaluó que las incertidumbres que se aprecian en Europa y sus eventuales consecuencias pueden tener repercusiones muy negativas en nuestro medio tan pronto cambie el panorama favorable para nuestros productos.
Aunque las expresiones del mandatario son de recibo, cabe agregarse que no hay necesidad de esperar a que se agrave la crisis en Europa para que se den consecuencias en nuestros productos de exportación, sino que éstas ya se están dando, lamentablemente.
Ocurre sí que hay mucha volatilidad y susceptibilidad en los mercados, en tanto se ha sostenido con fuerza en las últimas semanas la tendencia a la baja en los valores de los granos y la carne, así como de las lanas, es decir áreas de nuestra riqueza agropecuaria que pautan posibles dificultades, de mantenerse este panorama en proceso de reversión respecto a los vientos favorables que han soplado en los últimos siete u ocho años. El economista Eduardo Blassina, en un análisis para el diario El Observador, señala que mientras asistimos a las noticias de Europa, “cada vez peores y acercándose a un punto de no retorno, conviene percatarse de que no deberíamos hablar ya de ‘lo que vendrá’”, o cuánto podrá afectar “la situación europea”, sino que los efectos de la crisis de la zona euro ya han llegado y las agroindustrias son el primer sector en percibirlo, teniendo en cuenta que “Uruguay es un país muy caro, en el actual contexto global, y pagará por ello”.
Consideró que como suele darse en estas situaciones, el nuevo marco lo notan primero los privados que trabajan en contacto con los mercados internacionales, y luego el resto de la población, a la vez de mantenerse por inercia el gasto público ya instalado, así como el propio gasto de los ciudadanos inadvertidos y esperanzados en que la cosa no pase a mayores.
No se trata de ser agoreros de situaciones negativas que ojalá no se den, sino de estar preparados para capear de la mejor forma posible las eventuales consecuencias de que se instalen condiciones que modifiquen radicalmente el escenario de bonanza que hemos tenido, y para el que no hemos tenido lamentablemente respuestas estructurales indispensables para reducir vulnerabilidades crónicas.
Pero los hechos son los hechos, y es así que contra todos los pronósticos de los expertos en economía, y de los técnicos del Gobierno que aseguraban que nada pasaría, los precios de los principales commodities que exporta Uruguay ya han bajado hasta un once por ciento, como consecuencia de la volatilidad de las monedas e incertidumbre sobre la demanda. Y esto sin haber entrado China en la ecuación, que según avizoran algunos analistas internacionales estaría viviendo una “burbuja” y tarde o temprano reducirá los valores que paga por los alimentos que importa, porque ya no vende sus productos a los países industrializados con la misma facilidad ni al mismo precio que antes.
Es decir que ante la duda, se aplica el criterio conservador de los compradores, que retraen ofertas y stocks hasta tener certezas sobre el futuro, por lo que el período de incertidumbre se ha instalado y los primeros en sentirlo son nuestros productores agropecuarios.
Tenemos así que ha bajado nuevamente el precio internacional de la celulosa, y de la misma forma se comportan la carne bovina, los granos –especialmente la soja y el trigo- y la lana.
La soja que se está plantando y que se cosechará en marzo cayó casi un diez por ciento en los últimos treinta días, el trigo aún en cosecha bajó 11,3 por ciento, al igual que el maíz, y la lana sufre también los vaivenes del mercado internacional.
Por ahora la retracción de los compradores se manifiesta ante un futuro inmediato complejo y los altibajos del dólar, como reflejo de la crisis europea, pero como mencionamos también podría entrar a tallar una retracción de la demanda de materias primas de China. Es una ecuación con demasiadas incógnitas y nadie quiere arriesgar, por lo que aunque no hay nada definitivo, habría semanas y hasta meses de retracción que podrían seguir presionando a la baja a los commodities, que es prácticamente lo único que exportamos porque en lo demás, hace rato que dejamos de ser competitivos, al menos hacia fuera de la región.
Mientras tanto, tenemos un gasto público rígido que se ha incorporado alegremente por el gobierno, y este es precisamente el gran condicionamiento que tenemos en este escenario, porque el Estado se lleva la mayor porción de la riqueza que generan los sectores productivos.
Es de esperar que esta cautela de los mercados no pase de eso, y que la economía mundial retome en breve el ritmo que ha perdido, porque el Uruguay es un barco en el que estamos todos, cuya suerte es la de todos nosotros, y queremos lo mejor para el país, cualquiera sea el gobierno que sea depositario de la confianza popular y que debería actuar a tono con las circunstancias.


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