Opinion | 29 Nov El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó recientemente un préstamo por U$S 10.850.000 para mejorar la calidad de los servicios de Gobierno Electrónico brindados a ciudadanos y empresas en Uruguay, y avanzar en la simplificación de trámites. El Programa de Apoyo a la Gestión del Gobierno Electrónico II tiene como objetivos específicos mejorar la coordinación interna del Estado uruguayo en el desarrollo de soluciones de gobierno electrónico y nuevos servicios públicos digitales.
El nuevo programa fue precedido por otro, también financiado por el BID, en el que se sentaron las bases para que todas las áreas de la Administración Central del Gobierno pudieran crecer en conocimiento y uso de las tecnologías de la información y comunicación para un mejor servicio a la ciudadanía y las empresas. Los avances logrados permitieron que Uruguay trepara 15 posiciones en el ranking mundial de gobierno electrónico y el nuevo programa se propone avanzar en ese camino.
Sin embargo, a pesar de los avances realizados la apuesta del gobierno por brindar la posibilidad de realizar trámites y gestiones a través de Internet choca con una realidad cultural irrefutable y es que la amplia mayoría de los uruguayos prefieren el cara a cara y desconfían del formato electrónico. Una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Agencia para el Desarrollo del Gobierno de Gestión Electrónica y la Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) solo el 26,9% de los mayores de 14 años que utilizaron Internet en los últimos tres meses descargaron alguna vez archivos o formularios públicos. Y solo 8,9% hicieron una reserva de fechas para realizar algún tipo de trámite o solicitaron una licencia o certificado por la vía digital.
Según la encuesta del INE, 71,9% de los usuarios de Internet prefiere realizar los trámites de forma presencial. Es evidente que a pesar de la tecnología que cada vez está más en aumento en los hogares --no podemos olvidar que el Plan Ceibal otorgó una computadora por niño para llevarla a su casa--, existen barreras o prejuicios culturales que están impidiendo avanzar hacia la eficiencia de la gestión en beneficio de los ciudadanos. Queda entonces mucho camino por delante y es necesario trabajar para superar barreras culturales.