Paysandú, Domingo 04 de Diciembre de 2011
Opinion | 27 Nov La información de que el Poder Ejecutivo tasó en 700.000 dólares los predios de la estancia “El Hervidero” que serán expropiados para crear el Parque Nacional de Purificación, previsto en la Ley 17.631, resulta a todas luces auspicioso. Y lo es porque en un país donde la burocracia tiene más poder que las autoridades y que el sentir de sus habitantes, cada paso que se avanza en un trámite debe ser celebrado como un logro casi trascendente.
Dejemos de lado el “simple” hecho de que se trata de cumplir con lo dispuesto por una Ley Nacional, no consideremos que está en el sentir de todos los orientales la necesidad de recuperar Purificación, y vayamos a los hechos afirmando que se ha cumplido otra etapa de este “doloroso parto” que debe culminar con la creación de un Parque Nacional que pueda ser visitado y se convierta en un lugar de recordación, homenaje y reflexión sobre el ideario artiguista.
Resta ahora esperar que el Poder Ejecutivo destine dicha partida con el propósito de recuperar finalmente para todos los uruguayos el predio establecido en la recomendación de la Comisión Nacional de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación. Se trata, por lo que se nos ha informado, de aproximadamente 190 hectáreas dentro de la extensión total de los padrones 4980 y 4983, que son los identificados por la referida ley --lo que posteriormente fue corroborado por la investigación científica-- como los sitios donde se erigió la villa y cuartel general de José Gervasio Artigas.
Seguramente --no podemos dudar que acontezca lo contrario--, el Gobierno resolverá la disponibilidad inmediata de los fondos necesarios ya que no sólo se trata de una cifra que no tiene incidencia de ninguna especie en el Presupuesto de la Nación sino que con esa cantidad, insignificante para la macroeconomía uruguaya, se accederá a un predio cuyo valor debe ser medido por los orientales en términos de respeto, recuerdo y veneración por el Padre de la Patria y quienes los acompañaron en su lucha por la Orientalidad. Si fue posible gastar más de 5 millones de dólares en festejos en Montevideo con motivo del “Bicentenario del Proceso de Emancipación Oriental” –eso sólo daría para la polémica--, es de suponer que no habrá reparos en destinar el “cambio chico” para invertir en la recuperación del lugar que Artigas eligió como capital de Liga Federal y los Pueblos Libres.
Dando entonces por descontado que no pasará mucho tiempo hasta que se cumpla formalmente la expropiación consideramos que resulta imprescindible establecer ya cómo se cumplirá con los fines que establece la “Ley Laviña”. Es decir, cómo homenajearemos a Artigas, como mostraremos a todos lo que fue la Villa de la Purificación, el Cuartel General del Hervidero y, fundamentalmente, cómo difundiremos desde ese lugar el pensamiento e ideario artiguista.
Seguramente debería establecerse una Comisión Ejecutiva Nacional y esta a su vez convocar a estudiosos o referentes para establecer pautas tanto de reconstrucción como de difusión.
Esta Comisión principal debería estar integrada fundamentalmente por representante del Poder Ejecutivo, la Intendencia Departamental de Paysandú y el Parlamento, mientras que este grupo asesor o de apoyo como podríamos llamarlo deberá estar compuesto por integrantes de grupos artiguistas, estudiosos de la historia nacional arqueólogos y antropólogos así como investigadores especializados.
Recordemos que hay mucha gente que se ha ocupado del tema y, reconozcamos a quienes nos han precedido en esta lucha por recuperar la Capital de los Pueblos Libres. Recordemos que hay personas que nos pueden mostrar, casi con devoción, vestigios de Purificación. Así, podemos ver piezas recogidas por pescadores argentinos en las costas del lugar tales como un cuchillo de rústica confección, trozos de bayonetas, una pequeña campana misionera (¿de la Capilla, un cencerro?) y hasta “llaves” y percutores de armas de chispa.
Hay también quienes nos pueden indicar el sitio exacto donde estaban (¿están?) enormes troncos “clavados” en lo que sin dudas era un amarradero para embarcaciones que llegaban al lugar.
Y, podemos escuchar la descripción de un muro apreciado en 1974 por un investigador quien nos relata que cuando lo estudió concluyó que se trataba de parte de la capilla de Purificación y que cuando visitó nuevamente un mes después el lugar los restos aludidos habían desaparecido totalmente.
Creemos, por lo indicado, que la lucha por recuperar Purificación llega ya a su primera etapa definitoria con la expropiación del predio correspondiente. Ahora corresponde que sin perder un minuto, nos entreguemos a la tarea de recuperar el recuerdo, la imagen y las ideas que fueron sembradas por Artigas en ese lugar sanducero.
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