Paysandú, Domingo 04 de Diciembre de 2011

OPINIONES

SOLICITADAS

Locales | 04 Dic Mi nombre es Susana Karina Olivera Dantaz, de 38 años, y con mi esposo Eduardo Izquierdo, tenemos dos hijas (una de ellas menor de edad) y un nieto de 1 año y dos meses.
El motivo de estas líneas y a través de EL TELEGRAFO (medio de comunicación que elijo para expresar mi indignación) paso a detallar: mi esposo y yo trabajamos en la empresa Costa de Oro S.A., es por todos conocido lo ocurrido en esta empresa. El viernes 25 del corriente mes, la empresa fue tomada por personas del sindicato Osdor y otras personas que se sumaron, que recién este año aprendieron lo que es trabajar y dejaron mucho que desear, las cuales no voy a nombrar por una cuestión de respeto, si es que estas personas conocen lo que realmente es el respeto.
Fue muy grande la sorpresa al momento en que estos inadaptados nos exigieron salir de nuestra propia casa, ya que nuestro trabajo es realizado en el predio donde vivimos.
¿Cómo se puede apoyar a estas personas cuando no les importa desalojar a una familia teniendo menores de por medio? Enorme es la indignación y la impotencia por la forma en la que nos sacaron cinco o seis de ellos, dejando todas nuestras pertenencias y comodidades por su simple ocurrencia, queriendo invadir nuestro hogar en lugar de haber sido nosotros mismos quienes retirábamos nuestras cosas, viéndoles sus rostros llenos de satisfacción por haber logrado “su cometido”.
Ahora les pregunto a ellos: ¿Qué sentirían si fueran desa lojados de sus casas? Piensen, razonen, si conocen la palabra diálogo. No pretendan ganar más que el patrón, si matamos la empresa morimos todos porque de ella sale el pan para nuestros hijos.
¿Quiénes son los que hacen esto? Aquellos que no tienen que preocuparse por llevar el pan a su mesa porque tienen otros ingresos o porque tienen ganas de acampar y molestar a gente que realmente necesita trabajar y alimentar a su familia.
A pesar del angustioso momento que nos hicieron pasar estos personajes de telenovela, por este medio quiero dar gracias enormes a amigos, algunos compañeros de trabajo y otras personas que se pusieron a entera disposición nuestra, resaltar principalmente la parte moral, que es fundamental en estos casos, y no dejar pasar por alto y agradecer a la empresa, por la que fuimos respaldados desde el momento en que nos desalojaron, y agregar que si bien la justicia dio un determinado plazo para realizar un desalojo, ellos nos retiraron en 20 minutos.
¿Qué futuro nos espera para nuestros hijos, con inadaptados como estos, a los que les falta cultura, educación y sobre todo saber lo que es trabajar? Agradeciendo a ustedes me despido con un mensaje: “si realmente precisas el trabajo, no permitas que invadan tu fuente de ingreso y por sobre todo no permitas que tu familia lo padezca”.

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La partida de Nery D’Alto, un adiós inesperado
¿Quién no conoció a Don Nery? Hace un tiempo, el gobierno departamental de Paysandú declaró ciudadano ilustre a este honorable hombre de bien, siendo la primera persona en alcanzar tan justo como significativo honor, que lo llevaba siempre consigo, en el archivo espiritual donde se cosechan y se ganan las merecidas glorias de este Paysandú que le dio plácida acogida y ventura personal. Titular amoroso de una familia proficua y laboriosa, su indiscutido valor le abrió caminos para que transitara procurando el bienestar del prójimo.
Retirado del ex Banco Paysandú, por su incansable ser humano que irradiaba siempre un camino de bien para los más desprotegidos, fue electo presidente de la Comisión de Apoyo al Hogar de Ancianos “Enrique Chaplin”, al tiempo que dirigía y organizaba la colecta anual vicentina. En sus ratos de ocio, gustaba decorar vidrieras céntricas, en un afán publicitario para lograr con su artística manera de mejorar las ventas de aquellas casas comerciales ya desaparecidas.
Y llegó una primavera del 2011, cuando sin piedad la muerte física lo arrancó de su hogar. Su espíritu desde algún rincón del paraíso, protege a sus hijas, su esposa (la Sra. Oberti) sus nietos y a todos aquellos a quienes brindó solidaridad, no sólo un cálido apretón de manos.
Tuvimos el privilegio, a través de su hija Mónica y su esposo Mario Bracco, de estar al día con su afán de quedarse entre nosotros un tiempo más. Y ahora la congoja y la angustia nos envuelve, enterados de su deceso, en una desazón incompasible. Cuando venga el Mesías, Nery estará en primera fila, esperando a ver qué sucede con su rica historia. Nery nos ha dejado. Quienes desde siempre lo apreciamos, esperamos reencontrarnos en el más allá, con la frente alta y la distinción de haber sido su amigo.
Adiós Nery, ya no hay vidrieras para ti. No existe más tu casa comercial (Tapicenter). Ya el Banco de Paysandú no cuenta contigo...
Ya los abuelos del hogar no gozarán más de tu contagiosa sonrisa. La Sociedad de San Vicente de Paul contará con tu espíritu para procurar hacer el bien.
No me digas Nery que no me esperas. Estoy ansioso por darte un abrazo y recoger de ti esa hombría de bien con la que hiciste docencia.
No puedo escribir más nada, pero desde las páginas de este prestigioso rotativo te prometo que seguiré esperando ese momento en que pueda gozar de tu sonrisa. Adiós Nery, descansa en paz... Paysandú nunca te olvidará. José Ramón Gerfauo

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¡A copiar, señores comerciantes!
El 8 de abril pasado y gracias a EL TELEGRAFO que siempre está a la orden del lector, publiqué una solicitada felicitando a la heladería local que -una vez al año- dona el total de sus ventas para ayudar al Club de Leones. Decía y pedía en aquella oportunidad que otros comerciantes imitaran a esa heladería, y hoy, con enorme alegría, compruebo que una pizzería céntrica y hace muy poco inaugurada, vendió hamburguesas para ayudar al Instituto Canadá y la Cruz Roja. Felicitaciones a esta pizzería, la cual a pesar de haber abierto sus puertas recientemente, ya imitó el gran ejemplo anterior.
Sólo espero y deseo que otros comerciantes se contagien con esta enfermedad cuyo remedio es la alegría y solidaridad de ayudar al otro. Para recibir, primero hay que dar. Jubilado al Pepe

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Por la presente me dirijo a usted para expresar lo siguiente: Hace dos años a mi hijo Alejandro lo anoté en el Club Atlético Juventud Unida, en la Categoría 2002 de fútbol. Mi interés era que el niño se integrara con otros a través del deporte que le gusta. En ese entonces vivíamos en camino a Casa Blanca y siempre lo traje en moto a todas las prácticas, sea con frío o calor, como también participamos en todas las actividades de beneficio que se realizaron para comprar equipos, etcétera.
Mi hijo encantado con el club y los compañeros; pero resulta que el técnico siempre lo tuvo en el banco de suplentes, y en alguna ocasión lo hizo entrar poquitos minutos. El niño últimamente llegaba triste a casa y con lágrimas me preguntaba por qué no lo ponían si él siempre cumplía y había compañeros que jugaban como él.
Ante esta situación dolorosa, opté por hablar con el técnico Enrique Aramburo, respondiéndome que los padres habían votado para que pusiera ese plantel. Evidentemente un pensamiento y decisión mezquina y totalmente resultadista, matando así la pequeña ilusión de un niño de jugar un rato al fútbol. Esto quizás no sea el espíritu de los estatutos de la institución.
Hablé con unas madres y nadie dio respuesta, sí la tuve de una abuela de un niño que me dijo que se fuera a otro club, aunque no sea la persona más indicada para hacerlo.
Señor, la niñez pasa rápido. Mi hijo quedó desilusionado y no quiere otra experiencia, me da pena que no sea realmente un club para unir la juventud y sí discriminarla a gusto y gana de ciertas personas que hoy están dirigiendo la categoría. Como todo, las personas pasan y las instituciones quedan. Como toda ilusión espero que un día cambie la mentalidad en favor de los niños, aunque muchas veces el daño está hecho. Claudia Wuille

RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Al Sr. Intendente
Bertil Bentos
Somos comerciantes que poseemos nuestros locales sobre calle 18 de Julio y nos dirigimos a usted para expresarle nuestro más profundo malestar e indignación por la situación a la que nos estamos viendo sometidos. Con mucho esfuerzo además de pagar altos costos de alquiler, luz, etcétera, pagamos todos los impuestos que nos exigen. Y a pesar de estos altos costos, hacemos un esfuerzo diario para mantener nuestros comercios abiertos y competitivos. ¿Cómo es posible entonces que se permita colocar puestos de ventas en la vereda de 18 de Julio frente a nuestros comercios? ¿Cómo poder competir cuando las reglas no son parejas para todos? ¿Cómo hacerlo si nosotros tenemos altos costos y ellos ninguno? Estos puestos no pagan alquiler, ni luz, ni impuestos y comercializan libremente los mismos productos que en los locales debidamente establecidos vendemos. Entorpecen sobremanera la libre circulación de nuestros potenciales clientes y de las personas en general. Estéticamente deslucen el aspecto de nuestra principal arteria.
Esos mismos puestos fueron sacados de la vereda que ocupa el Banco República, ¿cómo puede ser posible entonces que les permitan instalarse unas cuadras más abajo sin ningún problema?
Nos preguntamos, ¿qué pasaría si nosotros sacáramos a la vereda nuestros productos para estar más al alcance de los posibles clientes? Debemos suponer que si ellos pueden, con más razón aún podemos nosotros, los que aportamos. ¿Qué pasaría si rescindiéramos nuestros contratos de alquiler, y ya no tuviéramos gastos de luz; y nos fuéramos todos a las veredas de nuestra ciudad? Así sí, estaríamos todos compitiendo de forma igualitaria sin tener la preocupación de ver cada mes si las ventas van a alcanzar para cubrir los altos costos fijos que un comerciante establecido debe abonar hoy en día. Pero creemos que eso sería un caos para nuestra ciudad. Por eso nos dirigimos a usted, porque creemos que nuestro reclamo además de justo es algo totalmente lógico y cohoerente. Todos tenemos derecho a trabajar y ganarnos el pan, pero nunca en perjuicio de otros. Las reglas tienen que ser iguales para todos y en este caso estamos siendo sumamente perjudicados y merecemos una debida protección.
Nos hemos dirigido con anterioridad al departamento de Higiene de la Intendencia, pero nuestro reclamo no fue tenido en cuenta. Decidimos dirigirnos antes de hacerlo a los medios de comunicación. Esperamos una urgente y pronta medida. Saludan atentamente (siguen 17 firmas).


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