Opinion | 03 Dic El lunes se hará en el Estadio “8 de Junio” el sorteo de viviendas entre las familias inscriptas en el marco de la convocatoria formulada por la Intendencia Departamental y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma), para poder acceder al techo propio.
En esta oportunidad el cupo asignado, de acuerdo a los recursos disponibles, es de 63 viviendas que serán erigidas a través del sistema de autoconstrucción, es decir mediante la participación en mano de obra de los propios interesados, lo que es una forma de hacerles asumir que no se está regalando nada, sino que se conjugan esfuerzo propio y subsidio estatal para acceder a una vivienda de interés social que es preciso preservar en las mejores condiciones posibles.
Pero claro, se trata de algunas decenas de viviendas para más de mil inscriptos que han cumplido con las condiciones estipuladas en el llamado, lo que indica que se está satisfaciendo apenas una mínima parte de la demanda existe en el departamento en materia de vivienda, y que por supuesto no se limita a este millar de familias postuladas para el sorteo.
Es sí positivo que, en forma muy incipiente y todavía con recursos y programas insuficientes, se atienda por conjunción de ambos organismos la problemática de la vivienda de interés social, a través de planes que incluyen refacción de viviendas y de fachadas, así como veredas, y que se prevé extender también a la periferia de la ciudad mediante un plan que apunta a combatir el hacinamiento mediante préstamos para mejorar y agregar ambientes a viviendas usadas.
Igualmente, el déficit de este tipo de unidades habitacionales en todo el país es tal que estas acciones muy limitadas están muy lejos de tender realmente a paliar el desfasaje, por lo que el gobierno nacional –en cuya competencia radica el área de la vivienda-- debería multiplicar los recursos que se destinan a este fin, y ampliar sustancialmente los recursos materiales y humanos para por lo menos comenzar a revertir un problema que data desde hace muchas décadas y que todavía no ha tenido respuestas a tono con las circunstancias.